Actualidad
La Asamblea General de la ONU, ¿sucedáneo de política u órgano influyente?
Los debates de la Asamblea General de la ONU se inician en Nueva York. Al igual que en años anteriores, los líderes mundiales se reunieron para discutir los asuntos internacionales más importantes del momento. Pero no todos ven el evento como algo trascendente.
Los neoyorkinos a veces tienen su visión particular: “Viajar por la ciudad en automóvil, comer en los restaurantes de lujo... Cuando veo los trajes de algunos de estos diplomáticos, pienso: ¿No serán del país donde vi que la noche pasada murieron 40 niños? ¿Son ellos los líderes de este país, vestidos de trajes de Gucci y comiendo 'foie gras' en la ONU?”, comenta TJ McCormack, analista mediático de Nueva York.
Con la llegada de decenas de delegaciones uno ya no puede planear con tranquilidad un día en Manhattan: las calles de la Gran Manzana pueden ser cortadas en cualquier momento con el objetivo de dar paso a uno u otro cortejo diplomático. No solo los diplomáticos asisten a este evento anual. Cada delegación viene acompañada de periodistas. También surgen problemas con el alojamiento: los hoteles de la ciudad durante los días de la Asamblea normalmente están llenos.
Otro factor que echa leña al fuego y pone a prueba la paciencia de los habitantes es el creciente escepticismo hacia los frutos de la Asamblea General. Muchos analistas mencionan que el encuentro anual se parece cada vez más a un espectáculo y aseguran que los participantes no tienen la disposición de buscar compromisos y resolver problemas serios.
“No vienen aquí realmente con la idea de promover la paz por el mundo. Es un espectáculo y un escenario al que sube la gente para decir cosas correctas. Pero estas no provocan acciones urgentes”, opina el bloguero Danny Schechter.
“Las élites se encuentran aquí, vienen a Nueva York, van a las tiendas y luego regresan a casa sin cumplir muchas tareas importantes. Eso cuesta muchísimo dinero a los contribuyentes”, acentúa Schechter.
Sin embargo, a pesar de reconocer algunos puntos ‘negativos’ de la tradición de reunirse una vez al año en Nueva York, muchos admiten que la Asamblea forma una parte indispensable de la vida de la Gran Manzana.
“Sí, esto es un inconveniente para los neoyorkinos. Sí, esto empeora el tráfico. Sí, es más difícil hacer reservas en restaurantes, pero también es una de las cosas fascinantes que tiene la ciudad”, comenta el presentador de noticias TJ Walker.
De todos modos, el hecho de que todos los eventos de la Asamblea General tengan lugar en el corazón de Manhattan, afectando a la vida diaria de los neoyorkinos, es cuestionable. Y en cuanto a eficiencia, este año los líderes mundiales tienen por lo menos una oportunidad perfecta para probarla: la recién empezada misión del nuevo representante de la ONU y de la Liga Árabe para Siria, Ladjar Brahimi, ahora más que nunca necesita un fuerte y unánime respaldo de la comunidad internacional para obligar a las dos partes del conflicto a cesar la violencia. Algo que cerraría todas las discusiones sobre la necesidad de la entidad de Naciones Unidas.
Con la llegada de decenas de delegaciones uno ya no puede planear con tranquilidad un día en Manhattan: las calles de la Gran Manzana pueden ser cortadas en cualquier momento con el objetivo de dar paso a uno u otro cortejo diplomático. No solo los diplomáticos asisten a este evento anual. Cada delegación viene acompañada de periodistas. También surgen problemas con el alojamiento: los hoteles de la ciudad durante los días de la Asamblea normalmente están llenos.
Otro factor que echa leña al fuego y pone a prueba la paciencia de los habitantes es el creciente escepticismo hacia los frutos de la Asamblea General. Muchos analistas mencionan que el encuentro anual se parece cada vez más a un espectáculo y aseguran que los participantes no tienen la disposición de buscar compromisos y resolver problemas serios.
“No vienen aquí realmente con la idea de promover la paz por el mundo. Es un espectáculo y un escenario al que sube la gente para decir cosas correctas. Pero estas no provocan acciones urgentes”, opina el bloguero Danny Schechter.
“Las élites se encuentran aquí, vienen a Nueva York, van a las tiendas y luego regresan a casa sin cumplir muchas tareas importantes. Eso cuesta muchísimo dinero a los contribuyentes”, acentúa Schechter.
Sin embargo, a pesar de reconocer algunos puntos ‘negativos’ de la tradición de reunirse una vez al año en Nueva York, muchos admiten que la Asamblea forma una parte indispensable de la vida de la Gran Manzana.
“Sí, esto es un inconveniente para los neoyorkinos. Sí, esto empeora el tráfico. Sí, es más difícil hacer reservas en restaurantes, pero también es una de las cosas fascinantes que tiene la ciudad”, comenta el presentador de noticias TJ Walker.
De todos modos, el hecho de que todos los eventos de la Asamblea General tengan lugar en el corazón de Manhattan, afectando a la vida diaria de los neoyorkinos, es cuestionable. Y en cuanto a eficiencia, este año los líderes mundiales tienen por lo menos una oportunidad perfecta para probarla: la recién empezada misión del nuevo representante de la ONU y de la Liga Árabe para Siria, Ladjar Brahimi, ahora más que nunca necesita un fuerte y unánime respaldo de la comunidad internacional para obligar a las dos partes del conflicto a cesar la violencia. Algo que cerraría todas las discusiones sobre la necesidad de la entidad de Naciones Unidas.
comentarios