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Las azafatas

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Las azafatas
¿Cuántas leyendas hay alrededor de la vida de una azafata? Unos piensan que las chicas se la pasan divirtiéndose con los pilotos en hoteles. Otros creen que conocen el mundo entero, y la mayoría está convencida de que ellas son solo mozas (camareras), pero a bordo de un avión. Ya que los auxiliares son parte importante de cualquier vuelo, les quiero hablar un poco sobre quiénes son y qué hacen. Van a ver que su vida no es como la pintan. Aparte mi querida esposa en un pasado fue azafata, así que estoy al tanto de los detalles, ya que antes de empezar a volar yo también creía en los mitos y me hacía mucha mala sangre.

Hace muchos años escuché lo siguiente: "Las azafatas no son mozas, son socorristas profesionales". Te pido tu atención, porque este es el punto central del tema: la tarea primaria es salvar a los pasajeros en caso de que algo suceda. Todo el resto es secundario, pero en lo habitual, gracias a dios, pasa a ser primario por no haber necesidad de salvar a nadie. Pero es justamente por eso que se llaman ‘auxiliares’ y no ‘mozas’ de vuelo.

El entrenamiento de los auxiliares es muy duro. Aparte de inglés, servicio y otras materias, les enseñan medicina, salvamento y supervivencia. Los centros de entrenamiento cuentan con piletas donde simulan amerizajes, modelos de fuselajes para practicar evacuaciones y hasta muñecos con los que aprenden a prestar socorro. Y si es necesario, las azafatas saben hasta como ayudar en el parto.


 

También estudian psicología: en caso de emergencia es importantísimo saber cómo controlar el pánico de los pasajeros. Te aseguro que cuando se trata de vida o muerte, la persona pierde completamente la razón y, si no hay un líder que lo dirija, el descontrol de la multitud es fatal. Hubo un caso en los 80, cuando un 737 de British Airtours abortó el despegue por un incendio en el motor: la nave frenó, dejó la pista y parecía que ya no había peligro. Pero cuando empezaron la evacuación, la gente presa del pánico se acumuló en el pasillo y se armó un caos tremendo: ¡54 personas fallecieron! Fue ahí cuando iniciaron los estudios psicológicos sobre el tema.

Antes del vuelo los tripulantes de cabina, junto con nosotros, tienen que pasar un pequeño examen médico y después también hacen ‘briefing’, donde deciden quién va a estar a cargo de cada puerta. Cuando nosotros abordamos, las azafatas casi siempre están ya en el avión completando documentos, recibiendo la comida y preparando todo para la llegada de los pasajeros. Durante la limpieza de la nave, ellos tienen que verificar que nadie les dejo ningún ‘regalito’ (una bomba, por ejemplo) debajo de algún asiento o en el baño. Por si acaso. Aparte de las inspecciones internacionales de seguridad, durante sus chequeos, a veces se esconden bombas falsas y si nadie abordo se da cuenta, multan a la compañía… y la compañía a las azafatas.

No te sorprendas cuando veas a la azafata caminando por el pasillo y diciendo algo en voz baja con un contador en la mano escondido detrás de la espalda. Antes de despegar hay que contar a todos para verificar que la cantidad de pasajeros a bordo coincide con el número de gente registrada. Si adentro del avión hay menos pasajeros, el vuelo se demora hasta que no se determine quién es el que falta y por qué razón. Por ahí alguien se quedó durmiendo en la sala de espera, pero también puede que alguien haya despachado su valija repleta de explosivos, así que, si es necesario, descargan todo el equipaje. De todos modos el avión no despega antes de que sea totalmente seguro.

Durante un vuelo común, la tarea principal de los auxiliares es atender a los pasajeros. Cuando ya todos tienen su desayuno en sus mesitas, nos dan de comer a nosotros, y eso también es trabajo: no podemos comer al mismo tiempo (alguien tiene que pilotar, ¿no?) y tampoco comer lo mismo, por si algo está podrido o envenenado. En vuelo de crucero, cada 15 minutos el comandante de a bordo nos viene a ver para verificar que todo está en orden. En fin, se la pasan de acá para allá todo el tiempo. Al final hay que limpiar, preparar a todos para el descenso y seguir rellenando documentos. Como veras, son muchas las tareas.

Los famosos mitos de la vida de una azafata son solamente mitos. La verdad es que es un trabajo duro, dañino, estresante y los sueldos no son tan altos como uno se imagina. ¿Para qué ser azafata entonces? El cielo atrae de una manera inexplicable: uno se enamora sin razón y no puede vivir de otra manera.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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