Sociedad
La ceguera de la justicia británica: Tribunales secretos rompen familias
La justicia del Reino Unido permite que tribunales secretos tomen cualquier decisión a puerta cerrada, incluso romper familias, y nadie puede comprobar si las decisiones se ciñen a la ley.
Cuando a John Maddocks le diagnosticaron demencia senil, sus hijos Ivan y Wanda pusieron todo su empeño en cuidar de él lo mejor que pudieron.
Sin embargo, en su camino se interpuso la Corte de Protección, que dictó que su padre, de 80 años, no tenía capacidades mentales para tomar sus propias decisiones y debía vivir en una residencia de ancianos.
Esta Corte dicta sentencias para ciudadanos supuestamente incapacitados. Además, tiene la potestad de tomar bajo su control sus finanzas y propiedades, así como de separar a miembros de una misma familia. Todo ello en secreto.
"Él no quería ir a una residencia. Nos lo dijo claramente. Quería ir con Wanda", cuenta Ivan, el hijo del anciano.
"Todo el rato preguntaba cuándo le íbamos a llevar a casa… a su propia casa. Pero yo no podía decirle que ya no tenía una. La corte se apropió de ella. Bajo la orden de la Corte de Protección, el Ayuntamiento puede hacer lo que le dé la gana con su hogar y con todas sus pertenencias", cuenta.
A lo hijos de John no solo les prohibieron sacar a su padre de la residencia estatal, sino que además les impidieron hablar con él sin la presencia de trabajadores sociales.
"Esas cortes dan a las administraciones demasiado poder para intervenir en las vidas de las personas. Y no dan a la gente la oportunidad de quejarse, lo cual no es correcto", comenta el parlamentario británico John Hemming.
Decidieron quedarse en Turquía, pero antes regresaron al Reino Unido para arreglar el estatus jurídico del padre. En su país natal las autoridades volvieron a meter a John en una residencia, y encarcelaron a Wanda por haberse opuesto a la decisión de la Corte. La condenaron en ausencia y los detalles del juicio nunca fueron publicados.
"Lloré los primeros dos días en la cárcel porque ahí te tratan como a un verdadero criminal. Estaba asustada también porque escuchaban mis llamadas y me prohibieron hablar en público. No podía comunicarme con mi familia", cuenta Wanda.
Mientras Wanda estaba en la cárcel, al regresar a la residencia para ancianos la condición del padre volvió a empeorar. Murió ahí poco tiempo después sin poder reunirse con sus hijos.
"En realidad, eso fue lo que lo mató. Se preguntaba si Wanda le quería todavía. Yo le decía que sí… tenía que saber que le quería. Wanda fue a la cárcel por eso", dice Ivan.
"Me duele mucho lo que nos hicieron. Nos apartaron de nuestro padre. Me preocupa también qué es lo que nos va a pasar a nosotros cuando seamos viejos… Al final, no estamos nada protegidos".
Sin embargo, en su camino se interpuso la Corte de Protección, que dictó que su padre, de 80 años, no tenía capacidades mentales para tomar sus propias decisiones y debía vivir en una residencia de ancianos.
Esta Corte dicta sentencias para ciudadanos supuestamente incapacitados. Además, tiene la potestad de tomar bajo su control sus finanzas y propiedades, así como de separar a miembros de una misma familia. Todo ello en secreto.
"Él no quería ir a una residencia. Nos lo dijo claramente. Quería ir con Wanda", cuenta Ivan, el hijo del anciano.
"Todo el rato preguntaba cuándo le íbamos a llevar a casa… a su propia casa. Pero yo no podía decirle que ya no tenía una. La corte se apropió de ella. Bajo la orden de la Corte de Protección, el Ayuntamiento puede hacer lo que le dé la gana con su hogar y con todas sus pertenencias", cuenta.
A lo hijos de John no solo les prohibieron sacar a su padre de la residencia estatal, sino que además les impidieron hablar con él sin la presencia de trabajadores sociales.
"Esas cortes dan a las administraciones demasiado poder para intervenir en las vidas de las personas. Y no dan a la gente la oportunidad de quejarse, lo cual no es correcto", comenta el parlamentario británico John Hemming.
Su país lo mató
Wanda, que consideró que la sentencia era inhumana, sacó a su padre de la residencia para ancianos y lo llevó a Turquía en secreto. Allí, con su hija, John se recuperó completamente, comenta Wanda.Decidieron quedarse en Turquía, pero antes regresaron al Reino Unido para arreglar el estatus jurídico del padre. En su país natal las autoridades volvieron a meter a John en una residencia, y encarcelaron a Wanda por haberse opuesto a la decisión de la Corte. La condenaron en ausencia y los detalles del juicio nunca fueron publicados.
"Lloré los primeros dos días en la cárcel porque ahí te tratan como a un verdadero criminal. Estaba asustada también porque escuchaban mis llamadas y me prohibieron hablar en público. No podía comunicarme con mi familia", cuenta Wanda.
Mientras Wanda estaba en la cárcel, al regresar a la residencia para ancianos la condición del padre volvió a empeorar. Murió ahí poco tiempo después sin poder reunirse con sus hijos.
"En realidad, eso fue lo que lo mató. Se preguntaba si Wanda le quería todavía. Yo le decía que sí… tenía que saber que le quería. Wanda fue a la cárcel por eso", dice Ivan.
"Me duele mucho lo que nos hicieron. Nos apartaron de nuestro padre. Me preocupa también qué es lo que nos va a pasar a nosotros cuando seamos viejos… Al final, no estamos nada protegidos".
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