El futuro de Afganistán fue discutido en Londres
La segunda sesión de la cumbre internacional sobre Afganistán se desarrolló en la capital de Gran Bretaña. A la conferencia asistieron los ministros de Asuntos Exteriores de alrededor de setenta países, así como el presidente afgano Hamid Karzai.
Entre los puntos claves de la reunión estaba la estrategia de un acercamiento a los llamados “talibanes moderados” afganos a la vida pública por la unión nacional, a cambio de que dejen las armas. El plan del presidente Karzai prevé reintegrar a ciertos grupos talibán dándoles mejor protección y beneficios fiancieros a cambio del abandono de la lucha. La idea de excluir a varios líderes de la llamada “lista negra” de la ONU fue aprobada por los participantes de la conferencia.
En el comunicado final de la cumbre los participantes decidieron “reforzar el liderazgo” del Gobierno afgano y ayudarle a “consolidar y desarrollar sus propias instituciones y recursos”. Después de la conferencia el ministro de Exterior británico, David Miliband anunció que Afganistán recibirá 1.600 millones de dólares en concepto de ayuda en el marco del programa de asistencia a los países altamente endeudados (HIPC).
Miliband subrayó también la implicación financiera que demostraron los participantes de la cumbre, ya que se comprometieron a un total de 140 millones de dólares para el primer año de funcionamiento del Fondo de Reinserción con el que se quiere reintegrar en la sociedad a los talibanes moderados.
El tema de corrupción también fue el centro del debate en la conferencia. Pese a la pobre trayectoria que tiene la Administración de Karzai en este terreno, el ministro inglés explicó que la comunidad internacional valoró su compromiso para terminar con “la cultura de la impunidad”. En este sentido, destacó la creación de “una oficina independiente que supervisará los esfuerzos contra la corrupción”, que permita valorar mejor los avances logrados en este terreno.
El otro tema importante de la cumbre fue la cuestión de la retirada de las tropas extranjeras en los próximos años, así como el control de la seguridad del Estado por las fuerzas nacionales. El mismo Hamid Karzai opina que para la formación y el equipamiento de los cuerpos de protección afganos se necesitan entre cinco y diez años. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, afirmó, por su parte, que las tropas extranjeras permanecerán en el lugar hasta que los propios ciudadanos puedan asumir el control de su seguridad.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, también tomaba parte en la conferencia. Para la parte rusa la cuestión más importante es la lucha contra narcotráfico afgano. La delegación rusa continúa convenciendo a a sus socios que actúan allí sobre la necesidad de agilizar la lucha contra esta amenaza proveniente de aquel territorio. Moscú considera al tráfico de drogas de este país como una situación grave para su seguridad nacional.