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Elegidos los ‘vencedores’ del Premio Darwin 2009

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En Estados Unidos eligieron a los ganadores del Premio Darwin que se concede a 'el final de la vida más absurdo'.
Elegidos los ‘vencedores’ del Premio Darwin 2009

En Estados Unidos eligieron a los ganadores del Premio Darwin que se concede a 'el final de la vida más absurdo'.

Como siempre, a principios del año nuevo, Wendy Northcutt, la fundadora de este galardón anual, desveló los nombres de los nuevos ganadores que “dieron lo mejor de sí para mejorar el genoma humano en el mundo eliminándose a sí mismos de él”, según las bases del premio.

Así, los ganadores del año 2009 fueron dos ladrones belgas que para abrir una caja fuerte pusieron tanto explosivo que volaron todo el edificio en el que se encontraban.

En efecto, el 26 de septiembre de 2009, en la ciudad de Dinant (Bélgica) dos ladrones de bancos intentaron dar un gran golpe en un banco y murieron porque sobreestimaron la cantidad de dinamita que era necesaria para abrir la caja de caudales. El echó abajo el edificio en el que estaba el banco. Por fortuna, nadie más estaba en él en el momento de la explosión. Uno de los ladrones fue conducido al hospital con traumatismos severos en la cabeza y murió al poco de llegar. El cadáver del segundo fue recuperado de entre los escombros 12 horas después. Los ladrones no eran precisamente pobres: el coche que tenían para huir era un BMW.

El segundo premio fue para un hombre que necesitaba orinar durante un viaje que fue interrumpido por un gran atasco. Decidió dejar el auto donde estaba y saltar una pared de cemento para estar más a resguardo de la vista de los demás. Pero como se encontraba en un puente, cayó al vacío 20 metros y murió.

El tercer puesto fue para una mujer que a pesar de las advertencias bajó a un río en plena crecida con su ciclomotor. Tuvo que ser rescatada por la policía pero murió cuando se volvió a meter al agua para intentar recuperar su vehículo.

Verdaderamente, ¡la estupidez humana no tiene límites!

Según las leyes Wendy Northcutt, los premios Darwin se otorgan a las personas lo suficientemente estúpidas como para morir en situaciones de riesgo provocadas por su poca inteligencia, pero cuya eliminación del mundo de los vivos impide que los genes de su estupidez se sigan transmitiendo.

Para ganar el premio, la fundadora ha establecido cinco requisitos. El primero, “la imposibilidad de reproducción” significa que el candidato debe estar muerto o haber quedado estéril.

El segundo, “la excelencia” o “la asombrosa falta de sensatez” que adornan al candidato, que debe ser única y sensacional.

El tercero, “la autoselección”, lo que significa causar la muerte de uno mismo.

“La madurez”, el requisito siguiente, supone que el candidato debe tener la edad legal para conducir y no padecer retraso mental.

Y al fin, el quinto: “la veracidad”, significa que el acontecimiento debe ser verificado y la historia debe estar documentada por artículos de periódicos serios, reportajes de televisión o cualquier otro documento fiable.

Como ejemplo, mostramos algunos otros ejemplos de los ganadores del Premio Darwin.

El 20 de enero de 2010, en Valencia, un joven de 24 años murió atrapado en un contenedor de recogida de ropa usada, de donde al parecer la estaba intentando sacar. Se trataba de un joven que mientras sacaba la ropa del contenedor se quedó atrapado por el complejo sistema de apertura y cierre del mecanismo.

La vecina que encontró el cadáver del joven, explicó que “sobre las 7.30 horas he visto en el contenedor las piernas que sobresalían mientras el resto del cuerpo estaba dentro y había varias bolsas fuera del contenedor”.

El 11 de diciembre de 2009 un joven murió al explotarle un chicle. Tenía 25 años y era un estudiante ucraniano de Química. Mezcló el chicle por error con una sustancia explosiva. La explosión le arrancó la mitad de la cara.

El 27 de febrero de 2009 en Rusia un hombre murió tras participar en una maratón de sexo en la que uso Viagra para mantenerse activo. La víctima quería demostrar su capacidad viril en una apuesta. Serguéi Tuganov, de 28 años, mecánico de profesión, ganó la apuesta pero perdió su vida.

El joven se enfrentó al reto que le plantearon dos amigas: estar con ellas durante 12 horas practicando sexo sin parar. El premio que se llevaría si lo lograba, sería una suma superior a los 4.000 euros.

Tuganov sabía que sería difícil mantener una erección durante tanto tiempo así que se aprovisionó de una buena cantidad de pastillitas azules. Pero cuando estaba llevando a cabo la apuesta, su corazón falló y murió de manera inmediata de un ataque cardíaco fulminante.

Cuando llegaron los servicios de emergencia no pudieron hacer nada, sólo certificar la muerte de este fogoso y apasionado campeón de la maratón de sexo, que nunca podrá celebrar su hazaña.

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