Finaliza la decoración del principal árbol navideño de Rusia
Es una operación especial pura: encontrar un árbol que tenga más de 100 años de edad y sea muy alto, llevarlo a Moscú, hacer que el camión que lo transporta cruce las sagradas puertas del siglo XV y decorarlo con miles de adornos para que el mítico Abuelo del Frío lo encienda. Todas las etapas se han realizado exitosamente y ahora sólo queda esperar la inauguración del principal árbol navideño de Rusia.
Unas dos mil bolas, campanillas de plata y lazos rojos, junto con la guirnalda de un kilómetro de largo en los colores de la bandera rusa, terminarán de instalarse en este símbolo de la navidad. El frondoso y tupido abeto, de 103 años y 28 metros de altura, fue llevado a la plaza Sobornaia como símbolo de todos los árboles navideños de Rusia.
La tradición de instalar este árbol fue reestablecida por el ex presidente ruso Boris Yeltsin. Se le tala de la región de la residencia del Abuelo del Frío —Velikii Ustug— o, como en los últimos años, desde los suburbios de Moscú.
Por la noche el camión con su valiosa carga se acercó a la torre Spaskaia. Al lado de la torre (que siempre atrae mucha atención durante la nochevieja por tener el principal reloj del país) se podía ver el camión con el número 2010 dirigido por el Abuelo del Frío con su doble y acompañado por un cortejo de la policía, una guardia armada, un camión de reserva, bomberos y ambulancia.
La pausa era lógica: la procesión debía entrar por las puertas de gala del Kremlin, Spasskie vorota, una operación muy difícil debido al tamaño del camión. Los testigos, periodistas de la principal cadena rusa, dicen que sólo había 10 centímetros de espacio por cada lado entre el remolque y la entrada.
La inauguración del principal árbol navideño se celebrará junto con la llegada de Abuelo del Frío que lo enciende durante el primer concierto navideño “El Árbol del Presidente”, evento que abre una serie de programas culturales en el Kremlin para los niños de todo el país.
Al primer concierto tradicionalmente acuden jóvenes talentosos, ganadores de concursos y olimpíadas, así como niños de familias desafortunadas o cuyos padres murieron en áreas de conflicto; en total unos 5 000 niños.
Después de la presentación los jóvenes son invitados a deslizarse en una pista de hielo en la Plaza Roja, donde patinadores famosos darán clases y prepararán sorpresas.