Los rompehielos del Extremo Oriente proveerán la navegación de invierno

El rompehielos Capitán Jlébnikov terminó la navegación meridional y dirigió su rumbo desde las aguas antárticas hacia el puerto de abanderamiento, Vladivostok. Ha cumplido con éxito su misión comercial, en varias ocasiones transportó a público así como a los científicos al Antártico. A comienzos del mes de enero el último grupo de turistas se bajó del barco en el puerto neozelandés de Líttelton.

Volverá el 23 de enero y pasará por un mantenimiento para trabajos posteriores, concretamente en febrero hará el seguimiento de los navíos que tienen que atravesar un mar congelado transportando combustibles y agua potable entre los puertos del litoral del Extremo Oriente Ruso.

Al mismo tiempo, otro rompehielos, el Magadán, inició su turno laboral desatascando el buque pequeño Pionero de Jómsk, atrapado entre los hielos. No siempre sigue la ruta más corta de todas las posibles sino aquélla en la que el hielo es más fino. Para enero, la cubierta de hielo sobre el mar de Ojotsk alcanza un metro y medio.

"Si un navío se quedó atrapado fragmentamos el hielo alrededor de él y luego lo acompañamos hasta el puerto", explica Viacheslav Kuznetsov, segundo de a bordo del Magadán. "Por supuesto, tales accidentes provocan retardos… Y nosotros entendemos perfectamente que es muy importante que las mercancías lleguen a tiempo”.

A partir de marzo o abril, cuando el hielo empiece a derretirse, la región ya no necesitará sus servicios. Hasta entonces, las tripulaciones de Magadán y Jlébnikov serán las mayores responsables del abastecimiento de la región rusa de Magadán.