Presentación. Primera parte

¡Hola! ¿Qué tal?

Antes que nada quiero explicar la idea general de mi 'blog' y presentarme. Como se entiende del título del blog, quiero dialogar con todos en Latinoamérica y la Península Ibérica los que quieren saber qué pensamos nosotros, los rusos, sobre ustedes.

Entonces, me llamo Lic. Vladímir Travkin. Tengo 65 años de edad. Soy Director de la revista 'Латинская Америка' que significa en cristiano 'América Latina'. Los padres fundadores de nuestro periódico mensual son la Academia de Ciencias de Rusia (ACR) y el Instituto de Latinoamérica (ILA) de la misma. El 'parto' tuvo lugar hace cuarenta años. Estoy al frente de esta edición científica, social y política desde hace 10 años, es decir, desde 2000, pero la leo desde su primer número, porque aun en la universidad me atraían todos los aspectos de la vida de los habitantes del continente iberoamericano tan misterioso. Y más aún: siendo yo alumno de secundaria escuché más de una vez a mi tía María que con tristeza y dolor me hablaba de su novio, con quien nunca se casó. Fue un piloto de guerra soviético, que en calidad del volutario combatió en España al lado del legítimo Gobierno Republicano contra los golpistas fascistas encabezados por el general Franco y apoyados por tropas de Mussolini y Hitler y murió allí.

En 1962, motivado por el interés a la Revolución Cubana de 'los barbudos' de Fidel Castro, decidí aprender español en la Universidad de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO). Uno de mis profesores fue un catalán que se llamaba Villella. En los treinta fue oficial del Ejército Republicano y luego, al emigrar a nuestro país, ingresó como voluntario también al Ejército Rojo para pelear contra los invasores nazis de Hitler, los fascistas de Mussolini y sus satélites húngaros, rumanos, finlandeses, eslovacos y franquistas de la tristemente conocida División Azul durante la Gran Guerra Patria de nuestro pueblo en 1941- 1945.

Un día el catedrático Villella nos llevó a nosotros, sus estudiantes, "para platicar con los portadores del castellano verdadero", al Club Español de Moscú, donde señaló con los ojos a un caballero que tenía en su modesta chaqueta de color marrón una pequeña pero brillante Estrella de Oro de Héroe de la Unión Soviética. "Esta máxima insignia militar de la URSS se la quería entregar — dijo Villella — personalmente José Stalin, pero no tuvo tiempo, porque falleció unos 10 años antes, mientras el futuro condecorado cumplía su sentencia en una de las cárceles de México DF., alfabetizando, entre otras cosas, a los presos". Al señor en el Club le decían 'camarada López'. "Es Ramón Mercader — dijo Villella con voz baja y continuó—. Soy un viejo soldado y mataba a los enemigos en el fervor del ataque o defendiedo mi propia vida, pero así, a sangre fría, con un piolet en la mano, tal y como Mercader acabó con Leon Trotsky, pues no podría nunca ...". Ese fue mi primer contacto con el mundo iberoamericano tan complicado. Desde entonces lo sigo de cerca. Es mi pasión personal. (Sigue)