Londres instala microchips contadores de basura
Tan controlados en todos los aspectos de su consumo, los británicos se enfrentan al intento de contabilizar el último aspecto de su actividad diaria que todavía no es abarcado con microchips. En Londres las administraciones locales están instalando medidores de basura con el que pretenden monitorear cuántos desperdicios genera cada familia.
Unos 2,6 millones de chips ya han sido instalados y parece ser el primer paso para multar a aquellos que ensucian demasiado o arrojan cosas inapropiadas al tacho de la basura.
La medida intenta fomentar el reciclado, aseguran sus defensores. Sus opositores consideran que las autoridades no deberían meterse en lo que no les importa, arguyendo que es una intromisión del Gobierno que viola definitivamente el derecho a la privacidad.
El grupo Big Brother Watch denunció que varios concejos municipales decidieron instalar los microchips en los botes de basura distribuidos en los hogares. En su mayor parte aún no han sido activados porque los funcionarios comprenden que este tipo de monitoreo les acarreará una obvia impopularidad.
La compañía que lleva adelante la medida sostiene que las familias que producen grandes cantidades de basura deberían ser multadas a favor de los municipios. Su director agrega que los concejeros están esperando un cambio en el clima político para comenzar a utilizar los chips.
Los contadores de basura se convierten en un componente más del abanico de "medidores británicos" de información que ya incluye a contadores de energía, agua y gas consumidos mensualmente y una gran red de vigilancia por circuito cerrado de televisión; cámaras omnipresentes que monitorean a la población, particularmente en el sistema de transporte.