La esperanza retorna a los transexuales de Cuba
Los cambios en la sociedad cubana están marcados por el aumento de la tolerancia hacia la homosexualidad y los transexuales. Desde 2008, ya ocho mujeres pudieron disfrutar de cuerpos correspondientes a su personalidad, gracias a operaciones del cambio de sexo. El Ministerio de Salud de Cuba volvió a autorizar estas cirugías, tras casi veinte años de interrupción.
Una de estas personas es Yiliam González, cuya historia la relata AP. Pianista de profesión, mide 183 centímetros de altura, tiene cabello rubio largo, luce maquillaje vivo y se viste con prendas que favorecen su figura. Como explica la mujer, siempre se había sentído "presa, presa dentro de mi propio cuerpo", y no tenía la menor duda cuando se presentó al hospital donde sería operada por médicos cubanos y belgas. A pesar de que la intervención fue peligrosa, Yiliam decidió que aunque muriera, moriría feliz. Su familia, en especial su madre y sus hermanos, la apoyaron en todo momento.
Desde pequeña González mostraba la inclinación hacia la ropa y juguetes de niña, hasta que los padres le llevaron a los médicos. A princios de 2000 por fin entregó su destino al Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) dirigido por Mariela Castro.
Hija del presidente Raúl Castro y sobrina de Fidel, Mariela Castro dedicó años a la defensa de los derechos de los homosexuales y transexuales. Incluso promovió ante el Parlamento un código civil, que permita los matrimonios de estas personas. Finalmente en 2008 las autoriades acordaron suspender la prohibición para el cambio de sexo, tras dos décadas de interrupción, aunque esta resolución nunca fue hecha pública para evitar alboroto.
La primera operación de cambio de sexo fue realizada en la isla en los ochenta, pero su práctica se paró debido a una fuerte polémica y la posterior crisis económica que afectó al país. Según datos aportados por Mariela Castro en un reciente congreso de sexología, desde 1979 a la fecha "han sido atendidas unas 122 personas" por una comisión interdisciplinaria de médicos -incluyendo sicólogos, endocrinos y urólogos-. Unas 30 de ellas fueron identificadas como transexuales, que si lo deseaban podían ser operadas.
La reasignación de sexo y los tratamientos paralelos se realizan en Cuba gratuitamente, a diferencia de lo que ocurre en otros países. Mariela Casto comenta que hay que atender a estos ciudadanos "si somos consecuentes con nuestra estrategia de desarrollo, que es una estrategia de desarrollo integral que privilegia los programas sociales y la atención a los derechos del ser humano".
CENESEX trabaja intensamente en medio de desconocimiento y prejuicios que todavía están presentes en la sociedad cubana en la que por lo menos desde el 1959, cuando los 'machos barbudos' celebraron la revolucuón, la homosexualidad ha sido rechazada e incluso castigada. La organización realiza acciones publicitarias y educativas –jornadas de cine, charlas sobre la salud, manifestaciones públicas- así que presta ayuda médica y psicológica a estos miembros vulnerables y discriminados de la sociedad.
Tras muchos años de su actividad, los activistas del centro ya pueden reconocer que han logrado mucho. Incluso Fidel Castro admitió la animadversión con que la revolución encaró el tema de la homosexualidad y la diversidad sexual. En una entrevista con el periodista Ignacio Ramonet, el líder confesó que le gustaría “pensar que la discriminación contra los homosexuales es un problema que está siendo superado".
Yiliam González relata que “añoraba" el cambio de sexo. Para ella “es un sueño hecho realidad". Contó también con el apoyo de su novio, con quien ya sale hace siete años. Él siempre reconocía la mujer en el cuerpo de su pareja, pero solamente ahora sus relaciones se han hecho íntegras. Con el tiempo Yiliam, que siente haber nacido de nuevo, podrá desenvolver sus talentos artísticos, casarse y adoptar un hijo. Lo que ahora le queda para recuperar su vida social con la nueva personalidad, es sólo cambiar su carné de identidad, donde todavía figura su nombre masculino: William.