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Lecciones de amor

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Lecciones de amor

Este es el título de una canción de Level 42 que sonó en los 80’s. Tremendo tema.
¿Por qué se llama así este post?
Porque hay amores que nos enseñan hasta qué grado puede llegar el ser humano a entregarse. Porque hay casos reales que superan la ficción.
Quiero compartirles una de las historias de amor más sublime y tortuoso que conozco:

En el siglo XIV el rey Alfonso IV de Portugal para ganar poder estratégico obligó a su hijo Pedro a casarse con la hija del rey de Castilla, la Infanta Constanza.
Pedro accedió  a la orden de su padre pero se enamoró perdidamente de una de las damas de compañía de su flamante esposa, esta mujer era Inés de Castro.
En 1345 murió doña Constanza, su esposa, y Pedro quiso formalizar su relación con Inés, la concubina, que a la fecha le había dado cuatro hijos.
Lastimosamente su padre, el rey Alfonso, tenía planificado que Pedrito se casara con otra princesa para seguir apuntalando al reino. Al enterarse de eso, Pedro se casó con Inés en secreto.
Cuando esto llegó a oídos del rey, indignado por la desobediencia decretó la muerte de la esposa de su hijo a manos de tres mercenarios. Las crónicas relatan que estos criminales degollaron a Inés delante de sus tiernos hijos.



Pedro encolerizado contra su padre le declaró la guerra y dividió al reino ya que tenía sus partidarios. Luchó ferozmente como un endemoniado buscando venganza. Quienes lo vieron contaban que bajo el casco se cubría el rostro con un velo oscuro para que nadie pudiese ver que lloraba de dolor y rabia en las batallas. A pesar de todo, Pedro no pudo vengarse de su padre, el Rey Alfonso porque éste murió de viejo.

Cuando Pedro subió al trono lo primero que hizo fue dar cacería a los asesinos de su esposa. Sólo pudieron encontrar a dos de los tres rufianes, del tercero no se sabe donde se refundió. Y bueno, para no alargarles el cuento, el nuevo rey vengó la muerte de su esposa dejando caer toda su furia sobre estos dos tipos. Aún estando vivos les hizo sacar el corazón, al uno por el pecho y al otro por la espalda. Después los mandó a quemar.

Luego hizo desenterrar el cadáver de Doña Inés, lo trasladó a Lisboa, la hizo sentar junto a su trono y ordenó que toda esa corte que antes la despreció desfile delante de ella, se arrodillen y besen su mano como a una reina.

Pedro I de Portugal gobernó durante once años, tiempo en el cual no se le conoció ningún otro romance. Murió a los 47 años.
Las tumbas de Pedro e Inés se conservan en el Monasterio de Alcobaça (ahora Patrimonio de la Humanidad), están una frente a la otra de tal forma para que como dijera Pedro:

"El día del juicio final, cuando resuciten los cuerpos, lo primero que verán nuestros ojos, será el rostro del ser amado".

¿Quién de nosotros no ha tenido un amor difícil?
Porque no todas las bellas historias de amor deben tener un final feliz.
Porque siempre de estos amores difíciles aprendemos.
Por eso se llama así este post.

Un blog de actualidad, historia y curiosidades desde la Mitad del Mundo, Ecuador creado por el autor de Sentado frente al Mundo .

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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