¡Yoga contra la violencia!

La yoga, doctrina hindu que enseña técnicas para la relajación, puede servir como medio para acortar condenas. Desde que las autoridades de la ciudad india de Gwalior acordaron descontar el 10 por ciento de sus condenas a los presos que acudan a las clases de yoga, nunca falta público.

“Era muy duro empezar, pero con el apoyo de todos estoy mejorando y me gustaría continuar con las clases”, dice el recluso Girdharilal Sanoop.

Girdharial ya ha cumplido 13 años de su condena a cadena perpetua y se siente más feliz desde que acude a las clases. La yoga educa el cuerpo y la mente y ayuda a los reclusos a mantenerse en forma y a reducir la agresión.

“La mente descansa aquí. Cuando practicamos yoga todos juntos, nos tranquilizamos. Durante una hora y media de clases nos desconectamos del mundo”, dice un recluso Om Prakash.

Aquellos a los que les va bien pueden en el futuro ser maestros de yoga. Narendra Sharma cumple condena a cadena perpetua por asesinato y es profesora. Por el momento sólo 100 de los 2.000 reclusos de esta prisión acuden a las clases.

“No todos están interesados. Es difícil hacerles venir aquí, la gente tiene muchos miedos y a menudo es escéptica”, afirma el recluso y  maestro de yoga Narendra Sharma.

El experimento con las clases de yoga alimenta las esperanzas de reducir la violencia en las cárceles indias, pues las anteriores  medidas aplicadas, aunado a la falta de fondos no han permitido modificar la situación en los últimos años.

“El  mayor cambio que he visto es que ya no hay tanta agresión física entre los presos en las celdas. Les gusta el yoga, tienen algo en que centrar su atención y quieren mostrarle al mundo que aquí en la cárcel han aprendido algo”, considera el superintendente de la prisión de Gwalior, Harendra Singh.

Pero lo más importante es que las clases de yoga ayudan a los presidiarios a demostrarse a sí mismos que tras los duros años de cárcel pueden ser capaces de reintegrarse a la sociedad.