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La 'Noche de los Museos' cumple su meta: de noche el arte es más atractivo

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Entre la somnolencia invernal y el alboroto vacacional del verano hay un momento en el que un huracán de eventos culturales azota a Moscú. Junto con el buen tiempo, a la capital rusa llegan millones de entretenimientos: festivales de cine, de música, numerosos espectáculos, conciertos y exposicio
La 'Noche de los Museos' cumple su meta: de noche el arte es más atractivo

Entre la somnolencia invernal y el alboroto vacacional del verano hay un momento en el que un huracán de eventos culturales azota a Moscú. Junto con el buen tiempo, a la capital rusa llegan millones de entretenimientos: festivales de cine, de música, numerosos espectáculos, conciertos y exposiciones. Este sábado se celebró un evento excepcional esperado por todos los aficionados al arte, la denominada ‘Noche de los Museos’.

La llegada de la 'Noche de los Museos' se ha percibido incluso debajo de la tierra: en el metro moscovita. El suburbano estaba repleto como si fuera un día de semana laboral. Concentrados, leyendo algo impreso en unos pequeños trípticos, unos jóvenes entraron en el vagón del tren. "En la acción participan 60 museos, 35 salas de exposición, 42 galerías y 6 centros de arte. No llegamos a visitar todo. Calculo que a lo mejor podremos ver un par de exposiciones y luego algún concierto al aire libre", dijo un chico del grupo. "Lo que me interesa es ver películas de Charlie Chaplin en el museo de Mayakovski y, luego, el museo de arte contemporáneo", dijo su compañera. Los muchachos que durante todo el viaje discutían sobre su recorrido nocturno, bajaron en la céntrica estación Ploschad revoliutsii. Según el plan presentado por los organizadores de la noche de los museos, desde ese punto se iniciaba la excursión.

El programa nocturno incluyó 300 actos y 500 excursiones. Los organizadores ofrecieron 6 recorridos por los principales lugares de interés.

La plaza de la revolución estaba llena de gente. Si alguien que no supiera nada del evento lo viera se habría sorprendido al descubrir en el espacio, de unos 200 metros, a miles de personas divididas en largas filas. Al acercarse un poco, quedó claro: en el mejor de los casos, en esta noche se podrá ver solo una exposición.

Eran las 8 de la tarde. Algunos hacían cola para entrar en el Museo de Historia, otros esperaban su turno para ver la exposición del Museo de Arqueología de Moscú. En una hora la gente de la cola empezó a leer el programa de la noche de nuevo, para encontrar algún otro lugar por si no entraban en ninguno de los museos céntricos. Unos treinta minutos más tarde, los policías dijeron que el museo estaría abierto hasta las diez y que no valía la pena esperar más. Entristecidos, enfurecidos, los aficionados al arte se echaron a correr hacia el metro, su último recurso, que los llevaría rápidamente hasta cualquier otra sala de exposición abierta. Lo cierto era que en este momento ya no les importaba dónde ir, lo indispensable era visitar algún museo esa noche.

La Casa Central del Pintor, una galería de unos 9.000 metros cuadrados donde se exponen las obras de los pintores rusos del siglo XX, está a dos estaciones del centro. No todos llegaron hasta ahí, razón por la cual la cola era más corta y avanzaba con más rapidez. En el vestíbulo, las empleadas repartían entre los visitantes entradas gratuitas. Una vez recibido el deseado boleto sin cargo, pasaron a convertirse automáticamente en testigos de la noche de los museos.

La Casa del Pintor abrió todas sus exposiciones para los visitantes. En la primera sala los esperaba una sorpresa: el pintor, músico y simplemente personaje brutal Serguéi Pajómov, más conocido entre la bohemia moscovita como 'Pahom', invitaba a los transeúntes a ver su trabajo con un rotulador. El artista instaló un mural en el cual intentó crear su siguiente obra de arte en vivo: ahí anotaba los nombres de todos los que lograron entrar en el museo. Dijo que lo había preparado justamente para los visitantes nocturnos, y que un día corriente no lo habría hecho.

De ahí la gente subía por las escaleras para ver instalaciones visuales y obras de arte contemporáneo. Hubo de todo: libros sumergidos en agua, moldes de cabezas de personas famosas y hasta un implante de 'retina genial’' que según la descripción ayuda a tener una visión diferente del mundo.

Pese a este dispositivo que prometía convertir a cualquier bípedo común y corriente en un genio, no todos llegaron a entender el sentido oculto de los objetos expuestos. Los aficionados al arte se concentraban en los cuadros abstractos tratando de interpretar su idea filosófica, mientras que otros, sin gastar su tiempo en reflexiones (pues había que recorrer el museo hasta las 12 de la noche, hora en la cual se cerraba la exposición), los calificaban como "delirio puro".

"Cuanta gente que llegó hoy, y ¿por qué no vienen de día?", preguntó una vigilante del museo, cansada de anunciar que la galería se cierra en 40 minutos. "Yo creo que el arte como tal no les interesa, sino que  está de moda ir a las exposiciones de noche. Aparte es gratis, y es otra cosa que les atrae. Los que vinieron hoy probablemente no gastarían 100 rublos en ver los cuadros en una hora normal, porque no es lo que buscan", comentó. Sus palabras parecían verdad, pues a unos 20 metros de ella tres jóvenes se sentaron encima de un piano de cola rojo posando para una foto, mientras que un grupo de 'intoxicados' por el arte discutía a qué club irían después para continuar el fin de semana.

A las doce menos veinte, unos minutos antes de la clausura, los organizadores del evento seguían preocupados. La cola en la calle no se había dispersado y los que estaban dentro aún no salían. "¿Cuantos quedan?", preguntó un empleado "Unas 80 personas, les voy a decir que no esperen, se acabó la fiesta", respondió su colega. A las doce la casa del pintor se cerró. Olga e Igor que salían de la exposición confesaron que no son muy propensos a ir a los museos. "De noche el arte parece más atractivo, además hay una gran ventaja que no se ofrece de día, la entrada libre y gratuita. Probablemente no haríamos esta cola de día".

Después de estas declaraciones quedó claro que la noche de los museos había logrado su meta principal: la de atraer a los que no van a las galerías de día y enseñarles a apreciar el arte. Sin embargo, también resultó interesante para los aficionados de verdad. María, una estudiante de Historia, contó que desde niña la 'obligaban' a ir a los museos, y esta exposición la había visto antes. "Lo emocionante es observarlo ahora, de noche. Me da curiosidad, cómo se verán unos cuadros tan conocidos en esta atmósfera mágica. Quizá después llegue a tener otra visión diferente a la que he tenido siempre".

Inna Afinogenova, RT

 

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