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Ser congelado para despertarse en el futuro

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Futurólogos y escritores de ciencia ficción predicen que tarde o temprano la humanidad logrará vencer a la muerte. Ya se están elaborando las posibles vías a la inmortalidad: clonación, cultivación de órganos de células madre, aplicación de nanotecnologías. Y todavía no se ha rechazado por comple
Ser congelado para despertarse en el futuro

Futurólogos y escritores de ciencia ficción predicen que tarde o temprano la humanidad logrará vencer a la muerte. Ya se están elaborando las posibles vías a la inmortalidad: clonación, cultivación de órganos de células madre, aplicación de nanotecnologías. Y todavía no se ha rechazado por completo un método de llegar al futuro lejano, elaborado ya a mediados del siglo pasado: la criónica.

Esta rama de la criobiología que consiste en la conservación mediante frio de humanos (o animales) hasta que su reanimación sea posible en un futuro, en muchas partes del mundo es ilegal.

Sin embargo, tiene sus adeptos en Rusia. La empresa KrioRus, emplazada en la provincia de Moscú,  ofrece mantener congelado los cuerpos de sus clientes. Más aún, puede conservar el cerebro del difunto hasta aquel momento cuando las tecnologías futuras permitan continuar la vida implantando el cerebro en otro cuerpo.

Según explica el director de Krio Rus, Danila Medvédev, citado por AFP, el cerebro es similar al disco duro y su contenido puede ser congelado y almacenado para el futuro. "Sabemos que la personalidad se almacena en el cerebro, así que cuando el cuerpo de una persona es viejo, no hay razón para mantenerlo", indica.

Krio Rus ya ha conservado cuatro cuerpos y ocho cabezas de personas que flotan en recipientes de metal que están llenas de nitrógeno. La idea se muestra popular y sigue atrayendo a clientes, como por ejemplo el banquero Innokenti Osadchi, quien tiene tán sólo 35 años pero piensa en asegurarse una salida de las leyes de la naturaleza, porque no quiere morir “dentro de un año, ni dentro de un millón de años”. Desde la apertura de KrioRus (2005) se han construido nueve recipientes para 30 clientes.

El director de la empresa Krio Rus sostiene que en el futuro habrá solamente poner en marcha el corazón de la persona congelada para que vuelva a la vida, y cree que el progreso en nanotecnología y medicina permitirá hacer operaciones que librará a los ‘pacientes’ de las causas iniciales de su muerte.

Sin embargo, entre los especialistas hay muchos opositores a la criónica como un método de alcanzar la inmortalidad y sobre todo como un negocio. "Son unos estafadores que piden mucho dinero. Es un fraude", señaló Valentin Gristenko, el director del Instituto de Criobiología, el primer establecimiento especializado soviético que se quedó tras la desintegración de la URSS en Ucrania.

El científico explica que un cuerpo, aún sea congelado vivo y sano, ya no lo será tras la descongelación. De momento los científicos no pueden congelar y preservar ni siquiera órganos, solamente las células, afirma el experto.

La muerte viene cuando el cerebro, y no el corazón, deja de funcionar. Entonces, se necesita congelar el cerebro cuanto antes para drenar la sangre y reemplazarla por un crioprotector, un líquido especial que protege a las células del daño causado por el hielo. Y todavía no se puede impedir que los miembros de la familia del difunto extraigan su cerebro y lo conserven, aunque contra la última voluntad del mismo propietario del cerebro. Según el director de CrioRus, es un buen consuelo para los parientes a los que ni siquiera la psicología puede aliviar el luto.

Las tarifas de Krio Rus son 10.000 dólares para la cabeza y 30.000 dólares para el cuerpo entero. Es varias veces más barato que en otro país donde funcionan empresas que ofrecen servicios de la criónica, los Estados Unidos. Por ejemplo, en corporación Alcor congelar el cuerpo cuesta 150.000 dólares, y para congelar la cabeza hay que pagar 80.000 dólares.

A pesar de que actualmente en el mundo existen numerosas sociedades científicas que propagan la idea de la criónica, el número de las principales empresas que practican los servicios de la congelación de cuerpo o cerebro se limita a dos en EE.UU y dos en Rusia (siendo otra CryoFreedom en la ciudad rusa de Vorónezh, en el centro de Rusia).

Las ideas de conservar los cuerpos en el frío se remontan al siglo XVIII. En Rusia a principios del siglo XX Porfiri Bajmétiev, que actualmente se considera como “el padre de la criónica”, realizó experimentos de la congelación del tejido biológico y de anabiosis de cuerpos de mamíferos e insectos enteros y descubrió las propiedades crioprotectroas de glicerina. Pero no fue hasta 1967 que el cuerpo humano del profesor de psicología James Bedford, que murió de cáncer del pulmón, fue sometido a la congelación.

Desde entonces la aplicación de las tecnologías de criónica —cada año más complicadas y modernas— experimentaron tanto fracasos como éxitos. Según los datos del Instituto de la Criónica (EE. UU.), para el 1 de junio de 2009 en los Estados Unidos fueron congeladas 186 personas. En Rusia, hay 12 personas que en la provincia de Moscú esperan la “resurrección” en el futuro.

Mientras que congelarse en espera de que el progreso le devuelve a uno la vida, todavía sale demasiado costoso para la gente común y corriente, las ideas de criónica florecen en la cultura popular. Desde la comedia francesa del 1969 "El abuelo congelado", en la que el abuelo de la esposa de Huber de Tartas, interpretado por Louis de Funes, vuelve a casa después de 65 años de hibernación en los glaciares del polo y perturba la vida de la familia, la idea de someter a las personas a la congelación para que lleguen al futuro sirvió de base para el argumento de famosas películas tales como las de Austin Powers, El Demoledor y Abre los ojos.

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