¿Rusia u Occidente?: Basta con mirar el mapa para darse cuenta de quién amenaza a quién
En medio de los graves problemas que enfrenta la UE tales como los niveles críticos de paro o los ataques terroristas del Estado Islámico –producidos a tan solo 100 kilómetros de la costa europea–, los líderes de la UE han encontrado tiempo y recursos financieros para hacer frente a la "propaganda rusa", escribe el periodista Neil Clark. No obstante, el problema de la propaganda 'antirrusa' no es la ausencia de recursos o medios, sino que el "contraargumento" de EE.UU. y de la UE a la "propaganda rusa" es simplemente "poco convincente", afirma el periodista.
"La narrativa dominante en Occidente sobre la 'amenaza rusa' es falsa, y cualquiera que dispone de un mínimo de inteligencia puede ver que es falsa", explica. "¿La amenaza rusa a Occidente? Un solo vistazo al mapa de Europa y a la expansión de la OTAN hacia el este desde la caída de la URSS es suficiente para darse cuenta de quién amenaza a quién", prosigue. Cualquier examen objetivo concluye que no son Rusia, sino EE.UU. y sus aliados los "agresores peligrosos", afirma Clark. No fue Rusia la que invadió a Irak con pretextos falsos en 2003, la que bombardeó a Yugoslavia en 1999, la que atacó a Libia en 2011 o la que mató a 200 niños pakistaníes en ataques con drones desde 2004, explica.
Lo que nos trataron de vender en Occidente sobre el conflicto ucraniano es mentira, mentira y más mentira
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Fueron EE.UU. y la UE los que causaron la crisis ucraniana, "financiando y apoyando el 'cambio de régimen' contra un Gobierno legítimo y electo democráticamente", así que no es Rusia a quien hay que responsabilizar, advierte. "Lo que nos trataron de vender en Occidente sobre el conflicto ucraniano es mentira, mentira y más mentira" además de "hipocresía de las élites a una escala masiva", resalta el periodista.
Moscú es culpado por la crisis causada por la UE y EE.UU. en un país fronterizo con Rusia. Pese a sufrir la expansión de la OTAN hacia el este, Rusia es representada como la "amenaza". Los países involucrados en una serie de acciones agresivas contra otros estados soberanos en los últimos años "califican a un país que no tomó parte en estos crímenes de 'agresor peligroso'", constata Clark.
"Las mentiras se pronuncian y la verdad es suprimida diariamente", concluye. Por lo tanto, da igual el dinero que la UE decida gastar en la propaganda antirrusa: si sus argumentos son claramente falsos no convencerán a nadie, concluye.
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