Cibernautas norteamericanos apoyan a inmigrante rusa
Cibernautas se unieron en una particular protesta que intenta impedir la expulsión de una inmigrante rusa de los EE.UU. El sacerdote Bruce Green creó una página en Facebook para recoger firmas de apoyo, misma que ya consigna más de 1,700 rúbricas.
Al salir de un matrimonio turbulento, Tatiana Miróshnik se ve obligada a abandonar los EE. UU. y a sus dos hijas nacidas en el país.
Su historia empezó hace 13 años, cuando Tatiana aterrizó en California en busca de una vida mejor. Hace cuatro años se divorció de su marido estadounidense y ahora el Departamento de Seguridad Nacional del país intenta deportarla junto con su hijo mayor Eugenio, que nació en Rusia. Solo que Tatiana tiene otras dos hijas nacidas en el territorio de los EE. UU., que tendría que abandonar a miles de kilómetros en caso de ser expulsada. Según el juez, Tatiana y su hijo Eugenio no tienen el legítimo derecho de quedarse en el país. Parece que no cuenta el hecho de que entonces las dos hijas norteamericanas se quedarían sin una familia.
Mientras tanto, la situación de Eugenio tampoco es fácil. El joven se ve obligado a abandonar a sus dos hermanas menores y también a volver a empezar su vida de nuevo practicamente en un país casi desconocido. A sus 16 años de edad, 13 de los cuales los pasó en EE.UU., se considera estadounidense ya y ve su futuro en este país.
El maltrato de los agentes de inmigración llegó hasta el punto de colocar en el tobillo de Tatiana un brazalete con un GPS para seguir sus pasos y que no pueda escapar.
Tatiana comenta: “Destrozarán la vida de mi hijo y de mis niñas que nacieron y crecieron aquí. Dos adolescentes sin una madre al lado… es terrible! (…)Nunca he estado en la ayuda social, nunca pedí dinero al gobierno. Y además me dedico a enseñar a los niños a tocar el violín, el piano… ¿Qué tiene eso de malo? ¿Cómo puede ser esto una amenaza a la seguridad nacional?”
Bruce Green, el sacerdote que lanzó la campaña en defensa de Tatiana, acentúa: “Parece que el gobierno no distingue a un buen inmigrante de uno malo”.
La situación de esta familia aumenta la polémica sobre el debate que ya existe en EE.UU. sobre las leyes migratorias y la criminalización de quienes buscan de manera digna un futuro mejor.