Bolivia: La Paz, escenario de guerra por el conflicto entre mineros y Gobierno

Los mineros de la región boliviana de Potosí han levantado la huelga que realizaban desde el pasado 6 de julio. Exigen 26 puntos de mejoras en inversiones. Han declaro 'persona non grata' al vicepresidente del Gobierno y a los ministros del Ejecutivo presidido por Evo Morales porque entienden que no aportan soluciones al conflicto. 

Las patrullas, convoyes y la presencia de efectivos de las fuerzas de seguridad vienen marcando el día a día de la ciudad de La Paz después de los incidentes protagonizados por el Movimiento Cívico de Potosí a mediados de julio, cuando los mineros reventaron con dinamita la puerta de acceso al Ministerio del Gobierno. Posteriormente, el Ejecutivo se vio obligado a tomar medidas ante la tensa situación que se vive en la urbe.

"Se ha puesto en riesgo la vida de periodistas, de ocho ministros y cuatro viceministros, de funcionarios. Un funcionario del Ministerio resultó con heridas en el rostro. Fue un atentado inédito, muy grave por la magnitud de violencia que se utilizó al dinamitar puertas e invadir predios", declara José Antonio Aruquipa, vocero del Ministerio de Gobierno.

A las dificultades que surgieron en la vida cotidiana de los ciudadanos de a pie se sumó entonces la preocupación por los seres queridos. "La ciudad está mucho más vigilada que antes. La gente ya toma rutas alternas, ya no al centro. Se podría decir que el conflicto es muy brusco", cuenta un vecino de La Paz.  

La Paz se ha convertido para los mineros de Potosí en un campo de lucha por sus reclamos. Sin embargo algunos manifestantes subrayan que la solución para sus problemas no se encuentra en la violencia. "Hay mucho miedo porque se están usando explosivos y gases. Hay mucho temor porque estamos andando a veces con los niños", sostiene Clara, habitante de Potosí.

A día de hoy los contactos entre el Ejecutivo y los manifestantes han pasado por toda una serie de altibajos. Pero los habitantes de La Paz esperan que, más allá de las discrepancias políticas, en su ciudad siempre reine la fuerza de la razón y la palabra.