El canal internacional
de noticias en español
más visto en el mundo
Sociedad

Escapar de la violencia hacia más violencia: cómo es la vida de las mujeres en las maras

Publicado:
La incorporación de mujeres en las pandillas centroamericanas es cada vez más común. En ellas encuentran un refugio contra la violencia que las rodea, pero también se ven obligadas a destacarse en un mundo marcado por la delincuencia y el crimen.
Escapar de la violencia hacia más violencia: cómo es la vida de las mujeres en las maras

Las mujeres son víctimas de una violencia creciente en varios países de América Central. Según informes oficiales, en El Salvador más de 2.500 fueron asesinadas en los últimos seis años, alcanzando así un promedio de 420 por año. Este es uno de los factores que las lleva a buscar refugio en el interior de las pandillas.

"La pobreza extrema, la violencia sexual, el maltrato infantil, la deserción escolar, el desempleo, el fácil acceso a las armas y las drogas y, en todos los casos, crecer en un entorno de violencia y barrios donde existen pandillas" son otros factores importantes, según un informe de Interpeace. Por eso UNICEF detalló que alrededor del 20% de los integrantes de las maras hondureñas son de sexo femenino, mujeres que reconocieron haber encontrado en esas organizaciones delictivas un amparo contra la violencia.

Las aspirantes debían dejarse violar por varios o todos los miembros del grupo 

Sin embargo, una vez que ingresan al mundo de las maras, la violencia de la que eran víctimas no desaparece, ya que, después de pasar por los rituales de iniciación, son ellas mismas las que la ejercen, publicó Global Voices. "A las mujeres nos toca hacer casi lo mismo que a los hombres: robar, vender drogas, armas, organizar algún secuestro y asesinar", contó Lucía Pérez, miembro de la Mara Salvatrucha, una de las más temidas.

El ingreso a estas pandillas tampoco es sencillo. Anteriormente las aspirantes debían dejarse violar por varios o todos los miembros del grupo. En la actualidad pueden optar a ser golpeadas, como los aspirantes masculinos. Someterse a esta brutal iniciación sirve para mostrar fortaleza e imponer respeto, continuó Interpeace.

Salir de la pandilla es casi imposible. No solo por los tatuajes, que marcan para siempre a sus integrantes, sino también por el rechazo social y las posibles represalias. "Ingresar en una mara te marca para toda la vida", afirmó Little One, una pandillera de La 18 que aseguró que el tatuaje "se ha convertido en un castigo", ya que si sale a la calle "seguramente" será detenida por la Policía, y si optara por borrarlo "los '18' podrían sentirse ofendidos, entenderlo como un rechazo a la mara. Y eso se castiga".

RT en Español en vivo - TELEVISIÓN GRATIS 24/7