Gobierno australiano en manos de “accionistas minoritarios”
Las elecciones parlamentarias de este domingo en Australia, por primera vez desde 1940 parecen dejar al legislativo del país sin mayoría parlamentaria.
Al conocerse los resultados preliminares de las elecciones anticipadas de este domingo (escrutados un 78% de los votos), tanto el gobernante Partido Laborista de la primera ministra australiana Julia Gillard, como la coalición conservadora liderada por Tony Abbott, no tendrán una mayoría absoluta en el parlamento, necesaria para gobernar el país sin necesidad de buscar alianzas (76 escaños). En total el Parlamento nacional cuenta con 150 escaños.
De confirmarse estos resultados, los laboristas obtendrían 71 escaños, frente a los 72 que suman los partidarios de Abbott. Cuatro escaños parlamentarios irán para los independientes y uno al Partido Verde, por primera vez desde su creación.
De este modo, pese a que Gillard (la primera mujer presidente del Gobierno australiano) señaló que los Laboristas formarán el próximo gobierno, los analistas aseguran que podría darse el caso de un Parlamento sin mayoría absoluta, conocido como “parlamento colgado” —por primera vez en los últimos 70 años— obligando a dos “grandes” a negociar la composicón del futuro gobierno.
Por su parte, el líder la oposición dijo que iba a tratar de formar un nuevo gobierno y advirtió que el Partido Laborista no sería "capaz de gobernar efectivamente como una minoría".
En todo caso todo parece indicar que el futuro del nuevo gobierno estará en manos de un reducido grupo de “accionistas minoritarios” del Parlamento.
Julia Gillard, ex viceprimera ministra de Rudd (anterior líder del Partido Laborista), sucedió a éste en el liderazgo del partido y del Gobierno en junio de este año y decidió convocar a elecciones anticipadas para aprovechar que los sondeos eran favorables para ella.
Pero, en los últimos meses el Partido Laborista ha perdido parte de la popularidad de la que gozaba a principios de año. Las decisiones de Kevin Rudd como primer ministro en Asuntos del Cambio Climático y la imposición de un impuesto a la minería hicieron caer la popularidad de los laboristas.
En dos meses de accionar de Gillard a cargo de la presidencia del gobierno, no pudo recuperar el apoyo del electorado y lo perdió aún más.