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Un Lenin en bronce parte en dos a la sociedad francesa

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En Francia se ha desatado una verdadera polémica en torno a la Administración de la región austral de Languedoc-Rosellón, que ha decidido instalar en la ciudad de Montpellier 15 esculturas de las personas más relevantes del siglo pasado para la futura 'plaza del siglo XX'. Entre las 15 estatuas p

En Francia se ha desatado una verdadera polémica en torno a la Administración de la región austral de Languedoc-Rosellón, que ha decidido instalar en la ciudad de Montpellier 15 esculturas de las personas más relevantes del siglo pasado para la futura 'plaza del siglo XX'. Entre las 15 estatuas proyectadas ya se han colocado las de Franklin D. Roosvelt, Charles de Gaulle, Winston Churchill, la del socialista francés Jean Jaurès y también una muy polémica: la del primer dirigente de la antigua URSS, Vladímir Lenin.

La iniciativa pertenece al presidente de la región y ex alcalde de Montpellier, Georges Frêche, que fue expulsado del partido comunista en 2007 por las declaraciones racistas sobre los futbolistas de piel negra de la selección nacional francesa. Defiende con rabia su decisión y asegura que su principal objetivo es atraer a los turistas a la ciudad. El año que viene planea sumar a las figuras ya instaladas las reproducciones en bronce del pacifista indio Gandhi, el ex presidente de Sudáfrica Nelson Mandela, la ex primera ministra israelí Golda Meier, el líder chino Mao Zedong y el que fuera presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser.

"Van a ver, ¡las esculturas atraerán a numerosos huéspedes! Todo el mundo llegará para sacarse una foto con ellos: los gaullistas, cerca de De Gaulle, los comunistas, cerca de Lenin...", aseguró Frêche mientras aprovechaba la ocasión para posar sonriente y con el puño levantado junto a la efigie de 3,3 metros de altura y 850 kilos de peso del líder soviético.

Pero los tributarios franceses están indignados e incluso ya han amenazado con derribar las estatuas. A ellos y a la oposición municipal les preocupa el costo del proyecto, que se estima en unos 1,8 millones de euros. "Todo el país está ahorrando, y la Administración local gasta una fortuna en la estatua del caudillo de los bolcheviques", exclaman los integrantes del Grupo Unión por un Movimiento Popular. El secretario regional del Partido Ecologista, Emmanuel Reynaud, declaró que Frêche "utiliza su poder para imponer su visión de la historia. Son personajes muy controvertidos". "¿Quién vendrá después, Pol Pot?", ironizó refiriéndose al dictador camboyano líder de los Jemeres Rojos.

Sin embargo Georges Frêche no se da por vencido. Anuncia que no es su "capricho personal, es una satisfacción para los aficionados a la historia (…) Los que critican esta decisión son unos ignorantes desubicados que no saben separar la política de la moral". "Lenin no era un dictador sangriento. Esta persona cambió el mundo en el siglo XX. Todas sus actitudes están justificadas", así defendió la racionalidad de su decisión.


 

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