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El abogado del diablo de la UNAMA: PARTE 2

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El abogado del diablo de la UNAMA: PARTE 2

El Informe semestral 2010 de la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán-Derechos Humanos (UNAMA-HR), titulado 'Protección de civiles en conflicto armado' es  la piedra angular de los esfuerzos protagonizados por la ONU en ese país asiático. Al mismo tiempo, dicho informe es profundamente inquietante debido a lo que afirma y lo que refuta. El análisis del 'abogado del diablo' pone en duda los enfoques y la veracidad del Informe y ofrece recomendaciones específicas para hacer morder el hueso, en lugar de ladrar en la oscuridad.

Un mandato engañoso

El mandato de la UNAMA auspiciado por la Resolución 1017 del Consejo de Seguridad de la ONU estipula, entre otras cosas, “promover el respeto hacia el derecho internacional humanitario y los derechos humanos y la Constitución afganas entre todas las partes del conflicto”.

Equiparar y promover ambos –el derecho internacional y la Constitución afgana– en el paquete global, es una ambición loable, pero quijotesca.

Mientras que la teoría y la práctica de la jurisprudencia internacional están universalmente reconocidas y respetadas como base de la unificación de la humanidad –por lo menos en la letra, si no en el espíritu– la Consitución afgana, como una manzana de la discordia, es cualquier cosa menos eso.

En Afganistán a la mayoría silenciosa no le podía importar menos cualquier ley, ordenanza o decreto, Constitución incluida, que fuese elaborada en Kabul. La minoría militar se opone vehementemente a los valores, influencia y presencia extranjera en cualquiera de sus formas –democracia centralizada, elecciones, ocupación o Consitución– como un desafío blasfemo a la ley sharia y las tradiciones tribales.

Hay un consenso emergente entre la comunidad internacional de expertos en que la Constitución, íntegramente inventada a toda prisa por los extranjeros, es un desajuste provocador para el más amplio tejido social del país y que será finalmente descartada por el nuevo liderazgo afgano.

El resultado final: el sistema jurídico internacional no puede salvar o legitimar la desacreditada Constitución, mientras que ella sí que podría ser percibida por la población, privada de todo derecho, como culpable por asociación ilícita.

Como una entidad de la ONU, corresponde a la UNAMA defender el derecho internacional. Sin embargo, en aras de la unidad y reconciliación nacional, debería renunciar a la pulcritud política en favor de la imparcialidad política y la sensibilidad cultural; por lo tanto, renunciar a la promoción de la Constitución afgana y de su mandato que, según la creencia popular, simboliza la injerencia externa en los asuntos internos de Afganistán.

Continuará...

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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