Sendero Luminoso encabeza una nueva mafia del narcotráfico en Perú
Los líderes de la banda armada Sendero Luminoso encabezan una nueva mafia del narcotráfico en la selva sur de Perú, en el valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE), una cuenca que produce el 76 por ciento de la cocaína fabricada en ese país sudamericano, informa la agencia EFE.
“El clan Quispe Palomino (en referencia a los hermanos conocidos por sus alias de “José”, “Raúl” y “Alipio”) es una neofirma del narcotráfico en el VRAE”, dijo el comandante general del Comando Especial del VRAE, general Leonel Cabrera.
Según el máximo jefe de ese comando militar, “José” decidió continuar en 1992 con la llamada “guerra popular”, tras la captura de la cúpula dirigida por Abimael Guzmán, aunque en realidad los remanentes senderistas se convirtieron “en una firma más del narcotráfico en el VRAE”.
Esta región, con unos 326 kilómetros cuadrados de selva, posee el 60 por ciento de la diversidad natural de todo el Perú. En sus extensas quebradas y montañas de entre 600 y 4,000 metros de altura se observan distintos focos de fuego durante la noche. A la mañana siguiente esos terrenos humeantes son talados y preparados para el cultivo de la hoja de coca, indica la agencia española de información.
Según datos de la ONU, en ese valle hay 17,486 hectáreas cultivadas de hoja de coca, con producciones de hasta cinco toneladas por hectárea al año.
El sobrevuelo en un helicóptero militar sobre esa zona, en el que volaron varios periodistas internacionales, permitió observar las laderas cubiertas de hoja de coca, los terrenos quemados y talados que serán cultivados en breve, campos sembrados con arbustos en distintas etapas de crecimiento, así como las hojas secándose al sol sobre enormes plásticos tendidos en el campo.
Por otra parte, en un operativo policial realizado en la misma zona, se descubrieron dos pozas de maceración de hoja de coca en proceso de preparación de la pasta básica de cocaína y además se encontraron bolsas con las hojas en un almacenamiento.
El gobierno peruano inició hace dos años un plan para atacar al narcoterrorismo en el VRAE con la activación de 27 bases militares y en paralelo lanzó una serie de obras de desarrollo. Pero por falta de presupuesto el plan termina el próximo año sin haber logrado el objetivo de la erradicación.