Alerta: un desafio para la seguridad estatal en Kirguistán

El próximo 10 de octubre se celebrarán las primeras elecciones parlamentarias tras los sucesos producidos en el pasado mes de abril en Kirguistán. En vísperas de ellas, la ex república soviética ha reforzado las medidas de seguridad para asegurar la estabilidad en el país. La situación en particular en las provincias sureñas causa temor, existe el peligro de nuevos brotes de violencia interétnica. Sin embargo el Gobierno interino espera que los comicios unan a la población. Los carteles electorales en las calles de Osh, la segunda ciudad más grande del territorio kirguís, prometen a los votantes prosperidad y paz en el futuro.

Sin embargo los ciudadanos no coinciden en lo que necesitan. “Necesitamos un Gobierno que pueda recuperar la paz y la estabilidad, que convenza a la gente para que se quede” dicen unos. “Estabilidad y desarrollo económico es lo que necesitamos ahora", creen otros.

Los deseos del pueblo coinciden con las promesas, de los que aspiran a los escaños del poder legislativo. Por cierto son 29 partidos, los que se disputarán el obtener 120 escaños en el Parlamento, un número récord. Según la nueva ley electoral estatal, un partido puede tener 65 diputados como máximo, lo cual significa que al menos dos partidos pueden figurar en la cámara. Según las previsiones preelectorales, quizá tres o cuatro partidos podrán lograr representación. Eso significa que una coalición regirá el país en este nuevo mandato. La legitimidad de la votación será garantizada por los integrantes de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), observadores de Rusia y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

Mientras, la presidenta provisional de Kirguistán, Rosa Otumbáyeva, aspira a formar una república parlamentaria, donde el jefe del Estado desempeñe tan sólo funciones representativas, varias formaciones, entre ellas, Ar-Namys (Dignidad) encabezada por el ex primer ministro Felix Kulov, se manifiestan en contra de tales reformas.

Lo único cierto es que el país se encuentra ante la posibilidad de que la situación actual cambie para mejor.

Fue en junio cuando la convivencia pacífica de las dos principales etnias, kirguisos y uzbekos, se convirtió en una ola de violencia debido a la cual, barrios enteros fueron destruidos, centenares de personas murieron y miles resultaron heridas. El caos duró varios días y dejó una huella profunda en la vida de la república, cuya población aún no ha podido recuperarse.

Dzhamshit Mamytov, el jefe de la comisión electoral de la ciudad de Osh dijo a RT, “después de lo sucedido, no se trata de una campaña política, sino de una oportunidad para reunir a las dos naciones y construir un país nuevo.”

Muchos temen que los comicios puedan provocar nuevos disturbios. Sigue la tensión a pesar de que se pudo fin al estado de emergencia en las grandes provincias de Osh y Jalal-Abad. Miles de ciudadanos de origen uzbeco cruzaron las fronteras por la preocupación de seguridad y se vaticina que se pueda aumentar el número de éstos en el proceso electoral. Para asegurar la celebración pacífica de los comicios, más de trescientos policías y centenares de voluntarios, patrullarán continuamente los 82 colegios electorales en esta ciudad. Además alrededor de quinientos efectivos de las fuerzas antidisturbios fueron trasladados desde la capital.

Pamirbek Asanov jefe de la policía de la ciudad, dijo al respecto “ahora hemos pasado a intensificar las operaciones. Además de fuerzas adicionales, un grupo especial de unos cien miembros participa en ejercicios tácticos y será desplegado en caso de emergencia.”

Estas elecciones fueron propuestas por el Gobierno provisional en mayo pasado, después de que el entonces presidente, Kurmambek Bakíyev, fuera derrocado y la oposición asumiera el poder prometiendo reformas democráticas. Lo único que ahora espera la población es que las promesas de los futuros parlamentarios se conviertan en hechos.

Se da la circunstancia de que la ex integrante soviética es el único Estado que acoge al mismo tiempo una base militar rusa y una estadounidense, adoptó en junio de 2010 una nueva Constitución que suprimía el sistema presidencial en vigor después de dos revoluciones (marzo de 2005 y abril de 2010). Entonces se trata de las primeras elecciones presidenciales tras las enmiendas constitucionales, que ceden muchas competencias al Parlamento estatal. Al término de los comicios, Kirguistán se convertirá en el primer país que pase al sistema parlamentario entre los países miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).