Los bailarines rusos afilan hasta la agudeza su sentimiento musical
Uno de los coreógrafos más reconocidos en Europa y Estados Unidos, Jorma Elo, presenta en el escenario su ballet ‘Slice to Sharp’ en el teatro Stanislávski y Nemiróvich-Dánchenko. Ocho bailarines rusos improvisarán bajo la música de Antonio Vivaldi y Franz von Biber.
"En general, es el mismo ballet que hizo en 2006 en Nueva York, pero con nuevos enfoques que siempre surgen del cambio de bailarines. Siempre baso mi trabajo en las personalidades de los artistas y su percepción de la música como una fuente principal. Es importante para mí que vinculemos en nuestro entendimiento el tema musical. Y estoy feliz con los bailarines rusos que trabajaban conmigo por primera vez. Ellos coincidieron conmigo en la reacción hacia la música en forma de baile. Así nos entendimos perfectamente", destacó el coreógrafo en la entrevista a la agencia RIA Novosti.
‘Slice to Sharp’ que se puede traducir al español como ‘Afilando hasta la Agudeza’ es un ballet moderno. Su director tiene la base clásica, evidente ya que se graduó en la Escuela Nacional de Ballet de Finlandia y Academia de Ballet Ruso Vagánova. Según Jorma Elo le fascina el ballet clásico y el baile en puntillas, así no rechaza en sus espectáculos el uso de ellas en las piezas con mujeres.
En general, lo pasado, clásico y tradicional acondiciona en cierto modo el futuro de ballet, destaca el coreógrafo. “Hay que ver al pasado y ver cuál fue la dinámica del desarrollo del baile. Después hay que comparar qué pensábamos entonces sobre la dirección y tendencia de este desarrollo y analizar lo que en realidad ocurrió. Así, puede ser, que entenderemos el futuro de ballet".
El mismo maestro está seguro de que la técnica y capacidades del cuerpo humano se basan y se basarán en el ballet. “Pueden surgir unas vacilaciones, es decir, en algún tiempo predominaba la sensualidad, en otro, la técnica, pero todo esto fueron olas pequeñas”.
En el ballet moderno que Jorma Elo puso en el escenario ruso suena la música de Antonio Vivaldi. Al oír la obra para dos violines de este compositor de Venecia, el coreógrafo sintió que esto era una interpretación “al borde de la locura”. Para transmitirlo en baile, los artistas tienen que llevar con toda intrepidez toda su intensidad interna, es decir afilar hasta la agudeza el sentimiento musical en movimientos. Esto a veces supera las capacidades técnicas y así se forma el nuevo ballet del siglo XXI.