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'Dulces, drogas y decapitaciones': La desgarradora vida de los niños soldado del Estado Islámico

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El Estado Islámico adoctrina en escuelas a miles de menores capturados en Siria e Irak, donde les enseñan el Corán y cómo llegar a ser los niños soldado más letales.
'Dulces, drogas y decapitaciones': La desgarradora vida de los niños soldado del Estado Islámico

"Ahmed y Amir (de 16 y 15 años, respectivamente) fueron tomados como rehenes por el Estado Islámico durante nueve meses, presos en un campo militar en Mosul (Irak). Allí, la organización terrorista utilizaba los golpes y las armas para entrenarles y convertirles en niños soldado o 'cachorros de león del califato", como los llama el EI", escribe Katrin Kuntz, reportera de 'Der Spiegel', tras visitar un campo de refugiados de la ciudad iraquí de Dohuk, donde les entrevistó. Los dos hermanos huyeron de su cautiverio hace seis meses.

Los 'cachorros de león', que se tienen que inmolar para matar a los supuestos infieles, son testigos de decapitaciones, para aprender cómo se hacen, y donan su sangre a los combatientes adultos lesionados, entre otras labores.

¿Quiénes son los niños soldado?

Es difícil determinar a cuántos niños soldados entrena actualmente el EI en Irak y Siria; los expertos estiman que alrededor de 1.500 niños. Algunos de ellos literalmente nacen para ser combatientes: a día de hoy, más de 31.000 mujeres están embarazadas en el territorio controlado por el grupo terrorista.

Otros niños son hijos de los combatientes o huérfanos locales que se unen voluntariamente al EI. Asimismo, algunos llegan junto a sus padres, los cuales viajaron con intención de unirse al movimiento yihadista, o son secuestrados, como en el caso de Ahmed y Amir.

El infierno tras el secuestro del EI

Los hermanos crecieron en un pueblo de la región de Sinjar (gobernación de Nínive, noroeste de Irak). Tenían una buena vida, según cuentan: jugaban al fútbol, ​​escalaban montañas y cazaban pollos, hasta que su aldea fue atacada en agosto de 2014. Fueron secuestrados en camionetas y llevados hasta la ciudad de Tall Afar, donde se decidió qué iban a hacer con ellos. El objetivo del EI: hacerles olvidar su origen yazidí.

La organización terrorista dividía a los niños en dos grupos: los más débiles y jóvenes eran enviados a una escuela para aprender el Corán, mientras que los más mayores eran llevados directamente a Mosul para recibir entrenamiento militar.

Después de rezar por la mañana, los menores del campamento aprendían las habilidades básicas de un niño soldado: cómo desmontar un Kaláshnikov, cómo configurar un dispositivo explosivo improvisado y cómo detonar un chaleco explosivo, entre otros. Los combatientes del EI los golpeaban con palos y les daban patadas en el estómago "para hacerles más resistentes". 

Drogas para 'ganar seguridad'

Varios militantes obligaron a Ahmed y Amir a vestirse con trajes negros afganos y les llevaron al frente. Querían que vieran a sus 'enemigos': el PKK, los yazidíes y los peshmerga. Entonces, un combatiente decapitó a un yazidí ante sus ojos. "Os vamos a matar también si no os convertís", les dijeron. Ese fue el momento en el que Amir, el hermano menor, dejó de hablar.

El grupo terrorista les obligaba a tomar pastillas. Al principio, no se las querían tragar, pero al ver que los adultos parecían más seguros de sí mismos con ellas, accedieron. "Cuando nos las tragamos, todo cambió", dice Amir. Su miedo desapareció, al igual que la sensación punzante en sus corazones. Los hermanos comenzaron a creer que los yazidíes eran inferiores.

Finalmente, reunieron coraje y emprendieron la huida del campamento junto a dos niños más, uno de los cuales tenía el pie roto porque un militante le había golpeado en un intento de escapar. Estuvieron viajando durante nueve días, hasta que se toparon con unos combatientes pashmerga.

"Una generación radicalizada"

Cuando el EI comenzó a perder territorios en Siria e Irak en 2015, empezaron a aparecer cada vez más niños realizando ejecuciones en sus videos propagandísticos. "Con los niños, el EI quería mostrar que no estaba impresionado por las bombas", sostiene Nikita Malik, investigador del 'think tank' Quilliam Foundation.

Según Malin, el mensaje que la organización terrorista quiere transmitir es: "hagáis lo que hagáis, estamos engendrando una generación radicalizada". Según el experto, el valor de los niños reside en puedan transmitir la ideología yihadista e infiltrarse en la sociedad a largo plazo incluso si se pierde el territorio controlado en Irak y Siria.

La crudeza del reclutamiento yihadista

El reclutamiento de niños soldado en las zonas controladas por el EI se lleva a cabo en varias fases, comenzando con una 'socialización inofensiva': el grupo terrorista realiza eventos en los que ofrece dulces y banderas. A continuación, se les muestran videos llenos de violencia. Más tarde, en las escuelas libres que el EI utiliza para promover el movimiento, aprenden conocimientos islámicos y practican el conteo y la aritmética con libros que utilizan representaciones de tanques. Además, practican decapitaciones con muñecas rubias vestidas con monos de color naranja.

"La madre de Ahmed y Amir quiere que sus hijos se conviertan en niños otra vez. Ella les lleva agua cuando lloran por la noche y coloca suavemente su mano en su boca cuando citan al Corán. Así espera que las voces de las personas que están siendo torturadas comiencen a desaparecer de sus cabezas con el paso del tiempo", sentencia la columnista.

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