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Una pesadilla: Joven salvadoreño encarcelado injustamente convivió 59 días con pandilleros

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Al ser confundido con el autor de una masacre, un joven de 22 años fue encarcelado en una prisión junto a peligrosos delincuentes.
Una pesadilla: Joven salvadoreño encarcelado injustamente convivió 59 días con pandilleros

Miguel Ángel Deras Martínez, un salvadoreño de 22 años, fue acusado injustamente de un crimen que no cometió y vivió un calvario de 59 días encerrado junto a pandilleros, publica 'El País'.

Miguel fue detenido y encarcelado al ser vinculado con una matanza conocida como 'masacre de Opico', una de las peores en la historia reciente del país, ocurrida en marzo de 2016. Pero el muchacho no tenía relación alguna con el crimen, y sin embargo fue apresado al ser confundido con un delincuente apodado 'Slipy'. De esa manera, Miguel se vio obligado a compartir celda y a pasar los peores días de su vida junto a criminales por vocación.

En una entrevista con el portal El Faro, Miguel relató cómo convivió en un calabozo hacinado con otros reos pertenecientes al ámbito de las maras, criminales organizados de alta peligrosidad de El Salvador. Así estuvo en prisión hasta que la justicia local reconoció su error y lo dejó en libertad. 

"Lo más feo, lo más horrible es despertar y saber que estás entre cuatro rejas. Saber que ahí está el baño y dormir allí. Saber que dormís en el suelo y comés en el suelo", contó Miguel. Además, recordó que los internos se sorprendieron al verlo y le preguntaron la razón de su presencia en el penal, a lo que el joven desconcertado aún por la horrible situación respondió con un simple "no sé". 

El 3 de marzo pasado, 11 trabajadores del municipio de San Juan Opico, cerca de la capital, San Salvador, habían sido asesinados a machetazos y el video de la matanza fue difundido en la Red provocando indignación en el país. Dicho acto se sumó a la ola de violencia que azota a la nación centroamericana.

El procedimiento judicial levantó muchas sospechas, ya que el perfil del acusado poco tenía que ver con las características de los integrantes de las maras: escuchaba a los Rolling Stones, tenía amigos homosexuales (lo cual es imperdonable en el submundo de los pandilleros), no posee tatuajes en su cuerpo y además trabajaba muy duro.

Para su fortuna, el 6 de julio un testigo pronunció la frase tan esperada por él y que le dejaría servida la libertad: "Miguel no es el 'Slipy' de la Santa María". La pesadilla había llegado a su fin. El 15 de julio de 2016 La Prensa Gráfica tituló que el joven era liberado.

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