El pueblo que Van Gogh retrató antes de morir necesita ayuda urgente

Probablemente Auvers-sur-Oise hubiese sido simplemente un bonito y tranquilo pueblo al norte de París, del que no mucha gente habría oído hablar fuera de Francia, si no fuese porque el pintor Vincent Van Gogh se suicidó allí mismo y yace en su cementerio junto a su hermano Theo.

Vincent Van Gogh se disparó en el corazón con un revolver de 7 milimetros de calibre tras dos meses de febril actividad artística: Pintó 60 cuadros en 70 días. La mayor parte de esos cuadros están inspirados en el paisaje, los edificios y las gentes de Auvers -sur-Oise. 

Probablemente el más famoso de todos ellos es el que retrata la iglesia del pueblo, titulado simplemente L'église d'Auvers-sur-Oise, en el que el edificio parece estar empezando a derretirse bajo un cielo inquieto de pinceladas en espiral. 

Pues la famosa iglesia, un sencillo templo construido entre los siglos XII y XIII, no se ha derretido, pero el paso del tiempo sí que ha ido estropeando el edificio, y ahora necesita una gran reforma que las autoridades locales no pueden costear, porque su precio asciende a unos 600.000 euros. Hace un año, una tormenta destruyó parte de la techumbre y movió uno de los pilares, comprometiendo la estabilidad de toda la estructura. Actualmente sigue abierta al público, pero con zonas acotadas por obvias razones de seguridad.

Por ello, dada la urgencia de la reforma, a través del Instituto Van Gogh -cuya sede está en el mismo albergue en que el pintor se quitó la vida-, se ha puesto en marcha una plataforma de 'crowfunding' con el fin de financiar las obras de reparación, ya que hasta ahora no han recibido ninguna clase de ayuda institucional. Hasta ahora, por su parte, los vecinos de Auvers han logrado reunir un poco más de 13.000 euros a través de una fundación local dedicada a la protección del patrimonio histórico, según informa el diario 'El País'.

Parece indiscutible que los problemas psicológicos de Vincent Van Gogh se agudizaron mucho en esta etapa que pasó en Auvers, hasta hacerse completamente insoportables para el artista. El suicidio y el ritmo exagerado y casi compulsivo con que produjo cuadros en las últimas semanas de su vida indican que sus brotes psicóticos estaban arreciando. Los historiadores asumen que la falta de sueño, la pésima alimentación, y el abuso del alcohol contribuyeron al colapso. Al mismo tiempo, parecía encontrarse en un intenso estado de creatividad, y su entorno, este pequeño pueblecito al norte de París, fue su última fuente de inspiración. 

Por lo tanto Auvers sur Oise dejó una importante marca en la obra de Van Gogh, pero es mucho mayor la impronta que Van Gogh ha dejado en esta pequeña localidad francesa: el peregrinaje de turistas interesados en la obra del pintor impresionista es muy considerable; cabe mencionar que su cementerio -debido a la presencia de los restos mortales del artista- es el segundo más visitado de Francia, después del Père Lachaise de París, que está lleno de celebridades enterradas. 

Es por eso que Avers sur Oise pide ahora ayuda al mundo, ayuda económica, para restaurar el escenario que hace más de un siglo fue iluminado por el último y fulgurante destello creativo de Van Gogh.