Irak, frente a un explosivo sentido del humor
En Internet apareció un video donde soldados estadounidenses ponían granadas falsas en coches de iraquíes para entretenerse durante sus largas horas de servicio. Estos hechos indignaron a la sociedad, pero a pesar de ello, sirvieron de idea para un show televisivo local.
Para el sargento del ejército estadounidense Leo Dunson, los ojos de los iraquíes llenos de miedo fueron el mejor pasatiempo durante largas horas de guardia. En un vídeo grabado por el propio militar, un chofer aterrorizado descubría en el maletero de su coche una granada que los mismos soldados habían echado allí a escondidas. Tras vivir probablemente los peores segundos de su vida, la pobre víctima por fin entiendía que sólo se trataba de una broma.
Sin embargo, a veces los combatientes extranjeros iban demasiado lejos con sus burlas. El analista político, doctor Fadhil Al Badrani afirmó que, aunque él mismo nunca fue objeto de chistes maliciosos, presenció varios casos indignantes.
“Conozco personalmente muchos casos en los que los soldados hacían apuestas y por ejemplo, golpeaban a un iraquí simplemente para divertirse. Incluso hay casos en los que la 'diversión' terminaba con una muerte. Aquí tuvimos alrededor de 150 mil soldados norteamericanos, y aunque algunos eran profesionales, había muchos que no lo eran”, dijo Al Badrani.
Ciertos oficiales del ejército estadounidense tampoco apoyan la actitud del sargento Dunson. El teniente coronel Joel Hamilton, por ejemplo, dijo que no toleraría algo así en su organización, puesto que no favorece la colaboración con la policía federal, ni el fortalecimiento de su confianza con los soldados, ni tampoco la confianza del pueblo en la policía federal.
Paradójicamente, algunos residentes locales comparten este controvertido sentido del humor. En un programa que ha lanzado un canal local de televisión, personajes famosos se convierten en el centro de chistes semejantes a los de Dunson. El productor del espectáculo afirma que es un modo de descomprimir la tensión.
El espectáculo tiene su público, pero para la mayoría de los habitantes locales, vivir aquí no tiene nada de gracioso. Sobre todo tomando en cuenta que la tenencia de armas podría implicar un arresto inmediato y posteriores acusaciones de terrorismo.
Además, en un país donde las explosiones siguen cobrando decenas de vidas humanas a diario, este humor de mal gusto parece estar completamente fuera de lugar.