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Adolescentes, puñetazos y teléfonos móviles: un 'Club de la Lucha' a la española

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Adolescentes que quedan en las redes sociales para pelearse mientras sus compañeros lo graban y lo difunden en video se organizan en un 'club' con sus propias normas.

España asiste con asombro y preocupación a un fenómeno que, a pesar de no ser nuevo en esencia, está generando situaciones tan espectaculares como polémicas: se trata de las peleas de jóvenes entre adolescentes grabadas en video, y su posterior difusión; y en concreto de una especie de 'Club de la Lucha' a la española está funcionando en el norte del país. 

La prensa local lleva algún tiempo siguiendo este curioso acontecimiento. Todo comenzó por la difusión de un primer video que alertó a las autoridades, que acabaron confirmando que no se trataba de un hecho aislado: "Se les está dando mucho bombo a estos últimos combates, pero es algo que siempre existió. Sin ir más lejos, a finales del curso pasado dos alumnos también se pelearon y quedaron para darse de leches delante del propio instituto. Había muchos espectadores presenciando la lucha. Salieron los profesores y tuvieron que llamar a la policía para que mediase en la pelea", comenta un testigo habitual de estas peleas, que reconoce también que quien acude a verls, lo hace "por morbo".

Este mismo miércoles, un formidable reportaje del diario 'El Mundo' se acerca a esta realidad y recoge detalles explícitos sobre el funcionamiento de este llamado 'Club de las Bullas', por usar la palabra con que los adolescentes locales se refieren a este tipo de enfrentamientos concertados: "Para ellos se trata de algo sencillo. 'Tú tienes un problema con alguien y cuando ves que hablar ya no sirve de nada, te pegas y ya está', asegura Pedro (nombre ficticio), un alumno de un colegio privado de Lugo que protagonizó una 'bulla' otro viernes por la tarde. 'A ver, yo me pegué porque yo estaba con una chica y ese chico le hizo muchas putadas a mi novia. Hablé con él y le dije: 'O paras o lo arreglamos de otra manera'. Me amenazó con su hermana mayor. Así que le dije: 'Si me quieres pegar, quedamos'".

Al igual que en la película norteamericana 'El Club de la Lucha', hay unas pocas normas que rigen las peleas. En concreto, son cuatro, y en el citado reportaje las explican los propios participantes: "Una: 'Antes de que empiece la bulla los dos enseñan los bolsillos y le dejas las llaves y todo lo que tengas a una persona de tu confianza'. Dos: 'No vale pegarse en el suelo. Si te caes, te levantan y sigues'. Tres: 'No vale morder. Ni agarrar del pelo. Si se agarran los separamos para que ninguno se ahogue'. Cuatro: 'Se para cuando dices: Quiero parar. O si a uno le ves mal le preguntas: ¿Quieres parar?. Si dice que no, seguimos'". Existe además la figura del árbitro, que presencia la pelea y se asegura del cumplimiento de estas normas.

El papel de la policía

"Nosotros actuamos o bien por llamadas de algún padre que se entera o bien porque algún testigo telefonea", explica a la prensa local Laureano García, el inspector jefe de policía, que coordina la investigación de delitos de menores en Lugo. 

Preguntado por las consecuencias legales que tendrán que afrontar los jóvenes identificados en una de las grabaciones en concreto, explica que "de la pelea en sí no hay un parte médico, por lo que no sabemos el alcance de las lesiones, aunque no parece que hubiera. Si fueran leves, el delito sería leve; si fueran graves (como fractura de huesos), sería un delito de lesiones..., y así sucesivamente, según establece el Código Penal. Por otro lado está el delito contra la intimidad, por la grabación y difusión de imágenes captadas a terceros, que en el caso de adultos tiene una pena de prisión de dos a cinco años. Hay que decir que comete delito tanto quien graba y difunde por primera vez como quien reenvía. Sin embargo, al ser menores, rige la Ley Penal del Menor y las penas son más bien reeducativas. Generalmente, con un menor somos más garantistas y tratamos de no crear más daño del que tratamos de evitar". 

De todas formas, los participantes en este 'Club de las bullas' tienen sus métodos para mantener estos encuentros en secreto y evitar que la policía sepa lo que están haciendo. "Antes la gente se peleaba en verbenas y de noche; ahora quedan por las tardes y en parques cerrados para evitar que los vea la gente y la policía", indican unos testigos habituales al diario 'La voz de Galicia'. Además, añaden que "también hay varios jóvenes que vigilan para controlar que no los vean otros ciudadanos ni la policía".

David Romero

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