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Alza de precios del petróleo: ¿Quiénes ganan y pierden en América Latina?

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El reciente acuerdo pactado por la Opep reconfigura, de momento, las estimaciones en el marcado petrolero. La noticia impacta positivamente a algunas de las economías de la región pero también significa malas nuevas para otros países: ¿cómo le cae a la región una eventual suba de precios?
Alza de precios del petróleo: ¿Quiénes ganan y pierden en América Latina?

Hace ocho años era impensable un acuerdo similar. Pero naciones dentro y fuera de la OPEP lo lograron: pactaron disminuir la producción.

La medida, que de una vez disparó las cotizaciones del crudo, se empezará a implementar en 2017. Expertos petroleros como el economista venezolano Fernando Travieso estimaron que la medida reducirá "permitirá corregir la sobreproducción" actual, dijo entrevistado por RNV.

Pero en Latinoamérica, ¿quiénes son los ganadores y perdedores de una eventual subida de los precios del petróleo?

Buenas nuevas

El repunte de los precios, como efecto inicial del acuerdo, es alentador para países como Venezuela, cuyos ingresos dependen en más de 90% de la venta de crudo. El gobierno del presidente Nicolás Maduro fue uno de los más agresivos desde principios de este año en las conversaciones para acordar un recorte de la producción que empujara al alza las cotizaciones.

Según el acuerdo del bloque, para el próximo año dejarán de producirse 1,2 millones de barriles diarios. A ese volumen se restarán otros 600.000 barriles, que no ofertarán diariamente los países fuera de la Opep. Es decir, serán 1,8 barriles fuera de circulación. Lo que es igual: no estará disponible casi 4,5% de su aporte total al mercado (que ronda el 40% mundial).

Ecuador, otro de los socios de Opep, también saldrá ganador. Su economía fue ajustada en los últimos dos años -tras la caída de 70% de los precios- para tratar de sortear la baja de los ingresos sin afectar la inversión social. De acuerdo a datos de El Telégrafo, el peso del crudo en el PIB pasó de 14% en 2006 a 10% en la actualidad.

Por eso es comprensible la expresión de felicidad del ministro de Petróleo de Venezuela, Eulogio del Pino y el canciller ecuatoriano, Guillaume Long, justo después de logrado el pacto de reducción: sus economías nacionales podrían recibir un gran un alivio si se cumple lo pactado. La subida de los precios significará más dinero para el país y recursos para las costosas inversiones en infraestructura petrolera.

Los nuevos exportadores como Brasil y Argentina, que no pertenecen al bloque, también se verán beneficiados. En los últimos meses, las economías de esas dos naciones se han visto afectadas por fenómenos como la inflación y la desinversión

Malas noticias

Sin embargo, no toda la región celebra el júbilo de los miembros Opep. Chile, por ejemplo. El país suramericano, con el mayor déficit de su balanza energética, fue uno de los beneficiados por los bajos precios del crudo. En caso de que el comportamiento de las cotizaciones siga su senda de crecimiento y se mantenga, la nación se vería obligada a ajustar sus previsiones de inflación y expansión económica.

Sólo en 2015, la caída de los precios le ahorró unos 7.500 millones de dólares a Chile, según estimaciones del Ministerio de Hacienda. Como el país importa 96% del petróleo que consume, los bajos costos significaron menores gastos para el sector productivo e incentivos para las inversiones.

Esta semana, la nación suramericana anunció la suscripción de un contrato de financiamiento con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para invertir en las energías renovables. El detalle que destaca El Mercurio, es que el gobierno quiere "reducir las tarifas a los consumidores", puesto que este tipo de alternativas son incluso más costosas que los combustibles fósiles.

La incertidumbre

"El problema es que la euforia en los mercados puede no durar", dice un análisis del New York Times. Los precios aún se mantienen a la mitad de hace dos años y, según el diario, la estabilidad del acuerdo "depende de la cooperación de países no pertenecientes a la Opep". No obstante, naciones como Rusia -fuera del bloque- se han comprometido a disminuir el bombeo.

El riesgo es que, si los precios suben, también se incremente la producción de petróleo de esquisto en EE.UU. La polémica técnica de extracción por fractura hidráulica ha sido la principal responsable de la sobreoferta y ha incidido de manera negativa en la influencia de la Opep en el mercado internacional.

"Es probable que los productores de esquisto estadounidense perforen y completen más pozos, lo que añadiría la oferta al mercado global", añade el análisis del diario estadounidense.

En países como Colombia, la merma de las reservas petroleras -que alcanzan para escasos seis años- ha obligado al gobierno a apostar la costosa estrategia del fracking. Sin embargo, el otorgamiento de riesgosas licencias, sin los estudios geológicos de rigor y una legislación endeble, ha generado la protesta de sectores políticos, sociales y ambientales. De momento, los proyectos están detenidos y el tímido remonte de los precios alivia las tensiones para las compañías que explotan yacimientos convencionales.

Apenas se supo del acuerdo, el dólar se depreció en Colombia y experimentó una fuerte caída de 80 pesos al cierre de la jornada del martes, detalla El Espectador.

En líneas generales, la lógica es sencilla en la región: el alza de los precios del crudo beneficia a los exportadores y afecta a los compradores. Pero aunque la primera señal de incremento de los precio causa expectativas, la sensación general es de relativa cautela.

La razón de esa tibieza es la que esgrime el director de IHS Energy, Spencer Welch: "Está claro que el acuerdo provocará un aumento de precios en el mercado a corto plazo. Pero siguen los desacuerdos entre miembros de la OPEP sobre cómo medir la producción, por lo que el pacto será difícil de supervisar".

Nazareth Balbás

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