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Ni Navidad ni Año Nuevo para las familias de los desaparecidos en México

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Las familias de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa acudieron a la Basílica de Guadalupe para pedir "esperanza" a la Virgen María y pedir una mayor implicación al clero mexicano.
Ni Navidad ni Año Nuevo para las familias de los desaparecidos en México

El padre de un joven desaparecido toma el micrófono. Se encuentra en la Basílica de Guadalupe, el mayor centro de peregrinación de toda América Latina: "No tenemos Navidad ni Año Nuevo. No hay nada de fiesta, porque nos falta un familiar, un hijo".

El hombre sostiene un cartel con la imagen de su hijo ante la mirada de las personas que entran y salen a la plaza mariana. En plena fiesta decembrina, la gente disfruta de los días posteriores a la Navidad y prepara el festejo del Año Nuevo. Pero las familias de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal para maestros de Ayotzinapa no tienen ni ánimo ni fuerzas para celebrar.

"¿Cómo vamos a festejar si nos hace falta un ser querido, cómo vamos a estar con los brazos cruzados si nos hace falta en casa?", se preguntó el padre del desaparecido.

Él y otro grupo de familiares de los estudiantes vienen en caravana.

Salieron desde Guerrero el 20 de noviembre. Pasaron la navidad en el pueblo de Tepoztlán, en Morelos, donde declararon: "¿Cuál Navidad? Para nosotros la Navidad se terminó el 26 de septiembre" de 2014, fecha en la que los estudiantes fueron desaparecidos, presuntamente por agentes de la Policía Local y con la complicidad de elementos de la Policía Federal y el Ejército mexicano.

En su recorrido por las ciudades de Taxco y Cuernavaca, los familiares insistieron en que se investigue a todas las autoridades presuntamente involucradas en la detención de sus hijos.

"El tema de Ayotzinapa no es un tema aislado, es un tema nacional. Hemos recorrido norte y sur del país y hemos encontrado muchas familias que pasaron por esta misma experiencia, que también luchan alta encontrar a alguien. Y luego les dicen que seguro andaban en malos pasos" se queja otro padre que perdió a un hijo en Ayotzinapa al frente de la plaza mariana.

Este diciembre se cumplen diez años desde que el presidente conservador Felipe Calderón declara la guerra contra el narcotráfico. En esta década, más de 100.000 personas han sido asesinadas y al menos 30.000 más se encuentran desaparecidas.

La desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa creó toda una conciencia nacional acerca del tema. Sin embargo, los jóvenes todavía siguen sin aparecer.

Así que las familias siguen buscando. Algunos inclusive se han lanzado a abrir fosas clandestinas para encontrar a sus seres queridos. Su lucha les ha llevado a recorrer México, pero también EE.UU., Sudamérica y Europa para pedir apoyos.

En esta ocasión, han venido a pedir fuerzas a la Virgen de Guadalupe y a emplazar a la iglesia católica a que se implique en su caso, como ya hicieron hace un año.

Y la Basílica de Guadalupe retumbó.

Cerca de siete millones de personas estuvieron aquí hace dos semanas. Hoy también se encontraba repleta durante la celebración de la misa.

"¡Justicia, justicia, justicia!", se oyó, mientras un atronador "¡sh!" de las personas que asistían a la misa pedía silencio.

"Le pido a Dios que nunca sufran lo que estamos sufriendo, porque es muy duro pasar la Navidad sin nuestros hijos, y ya son tres navidades sin ellos. A las personas sin conciencia, que se mueva su corazón, y ojalá nunca les pase lo mismo" pidió otro padre de uno de los normalistas desaparecidos, oriundo del estado de Tlaxcala. El hombre explicó que, de niño, traía a su hijo a este mismo lugar a pedir que no se le enfermara.

Sin embargo, hoy está decepcionado.

Vidulfo Rosales, abogado de las familias de Ayotzinapa, declaró: "Nos vamos con la dignidad en alto porque nuestro objetivo era hacer visible el rostro de los 43 estudiantes aquí y lo hemos conseguido".

Rosales denunció la presencia de agentes de la Policía Federal en el interior de la Basílica para vigilarlos durante la celebración de la misa. El abogado anotó que ni en el Ministerio del Interior de México fueron tratados así.

Agradeció a los obispos Carlos Garfias, de Guerrero, y a Raúl Vera, a quienes no se les permitió dar la homilía en la misa principal de la Basílica, por haberlos acompañado.

"No venimos a esta Basílica a otra cosa, lo que queremos es emplazar a la dirigencia eclesiástica para que se sume a nuestro compromiso con la vida, la dignidad y la justicia", dijo Rosales.

Y preguntó: "¿Es mucho pedir eso? Por qué nos cierran las puertas, ¿ellos quiénes son para que impedirnos llegar a la Virgen de Guadalupe a pedir fortaleza?".

"Es muy triste decir que vamos a pedir, a implorar a la Virgen de Guadalupe para encontrar a nuestros hijos, pasamos días sumamente difíciles y nos encontramos con esta situación".

"¡No están solos! ¡Queremos obispos al lado de los pobres!", gritaron algunas personas que los acompañaron después de la misa.

Para Ayotzinapa no hay Navidad ni Año Nuevo. No pueden estar sin sus hijos. Tanto en México como en Guerrero, la vida quedó suspendida el 26 de septiembre de 2014.

De acuerdo con un comunicado difundido por el Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, otro de los padres de los 43 estudiantes mantuvo una huelga de hambre durante esta Navidad.

"No es justo, no sólo son 43, son miles de desaparecidos, ¿cuántas familias lloran como nosotros? Llevamos dos años y tres meses luchando, nuestras familias dicen: ¿cuándo se va a acabar esto?".

Al-Dabi Olvera

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