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El hombre que cabalgó doce días para despedirse de Hugo Chávez

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José Ramón Bastardo estaba decidido: visitaría el Cuartel de la Montaña, sitio donde reposan los restos del líder revolucionario para honrarlo. Aunque unos 700 kilómetros lo separaban de su destino, preparó sus mulas, empacó alimentos e inició esta proeza inimaginable en el siglo XXI.

José Ramón Bastardo salió de su casa el 18 de febrero. Su propósito: ir en mula al Cuartel de la Montaña, a 700 kilómetros, para cumplir su sueño y despedirse de Hugo Chávez.

Sus vecinos le dijeron que estaba loco, pues esta ruta, que puede recorrerse en automóvil o en avión, lleva más de una semana hacerla sobre un animal de tracción. 

Cuatro años atrás, este hombre viajó en bus a la capital para despedirse de Chávez, días después de su muerte, pero una enfermedad repentina se lo impidió y tuvo regresar a su pueblo en Boca de Apure, estado Guárico, sin cumplir su meta.

Desde esa visita fallida se comprometió a hacer ese viaje en mula, medio de transporte típico de la los estados llaneros, donde nació hace 63 años, como una manera de peregrinaje y de rendirle honores al líder revolucionario, que también era de la región de los llanos.

¿Caballos en Caracas?

La tarde del 5 de marzo, muchos habían visto a un hombre a caballo pero nadie sabía a dónde había ido. En el 23 de Enero, bastión de la organización popular, donde está el Cuartel de la Montaña, no es común ver a un jinete en pleno siglo XXI.

Dentro de la edificación centenaria, muchos lo saludan y le manifestaban su respeto: era el héroe que escogió cabalgar durante doce días, y seis noches, para rendir sus honores al líder latinoamericano fallecido en 2013. 

El largo viaje

Para su jornada preparó sus dos mulas: Pitiyanki y Gandola, que cargaron 28 kilos de maíz para su alimentación, ropa, alimentos en conserva y un chinchorro (hamaca pequeña) para dormir "donde lo agarrara la noche".

José Ramón ha trabajado toda su vida como conductor y conoce de memoria los caminos que atravesó desde el corazón del país hasta la capital. Además, por vivir en el campo está acostumbrado a andar sobre animales de tracción de sangre.

En el transcurso del periplo se bañó en ríos, durmió bajo árboles y recargó sus reservas de alimentos en casa de una familia amiga que le proporcionó unos 20 kilos de carne de res y de cerdo.

Falta poco

Al llegar al estado Miranda, fronterizo con Caracas, el 1 de marzo, las mulas comenzaron a inquietarse por los ruidos y el tráfico. "Sabía que lo más difícil sería la ciudad", explica en entrevista a RT.

El 2 de marzo se quedó en Fuerte Tiuna, principal complejo militar de la capital, en la Escuela de Equitación Negro Primero donde lo esperaban unos amigos que conocían su hazaña y querían ayudarlo.

"Bañé a los animales y les dije: nos falta 99.9% del recorrido" y al día siguiente acordó la visita al cuartel, que sería el 5 de marzo, a las 2:00 pm.

Frente al Comandante

Cuando por fin llegó a la Flor de los Cuatro Elementos, escultura donde reposa el sarcófago de Chávez, se quitó el sombrero, como señal de respeto y dijo: "Cuentas con nosotros. Nos despertaste y nos abriste el camino", dice con la voz quebrada.

"No me siento cansado de este viaje, para un llanero no hay obstáculos, tenía que despedirme de mi Comandante", afirma mientras varias personas se acercan a saludarlo.

José Ramón, de tez morena, con su bastón de madera, alpargatas bordadas con su nombre, espuelas y sombrero de moriche "es el último hombre a caballo", dice un soldado. 

Nathali Gómez

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