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El sargento que puso en evidencia las violaciones de DDHH de la Marina británica

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El sargento británico que mató a un afgano a quemarropa podría quedar libre este fin de semana si sus abogados demuestran que no era la única 'manzana podrida' en el seno de la Marina del Reino Unido.
El sargento que puso en evidencia las violaciones de DDHH de la Marina británica

La posibilidad de que el sargento Alexander Blackman quede en libertad este fin de semana tras cumplir condena por asesinar a un insurgente afgano en 2011 ha abierto el debate sobre las violaciones de derechos humanos en el seno del Ejército británico.

Blackman, de 42 años, mató a quemarropa a un talibán herido durante un ataque a un helicóptero Apache en la provincia afgana de Helmand, reseña el diario 'The Telegraph'.

Los hechos se conocieron en septiembre de 2012 cuando el video que captó el homicidio se encontró en un 'laptop' de los marines reales británicos. Un mes después, Blackman, conocido como 'Marine A', fue detenido sospechoso de asesinato.

El 6 de diciembre de 2013, el juzgado de la Corte Marcial londinense le dictó sentencia de diez años de cárcel.


"Los marines reales fueron culpables de deshumanizar al enemigo y habían sido demasiado agresivos cuando se suponía que estaban ganándose corazones"
Oliver Lee, coronel de la Marina británica


El pasado miércoles, el mismo tribunal dictaminó que el sargento sufrió una "anormalidad de funcionamiento mental" al cometer el crimen.

La esposa de Blackman manifestó que están esperando que se celebre otra audiencia para pedir una reducción importante en la pena.

"No era la manzana podrida"

Aunque las miradas están puestas sobre Blackman, su comandante por un tiempo en Afganistán, Oliver Lee, afirmó al diario 'The Guardian' que los marines británicos "estaban fuera de control" y que "abusaban de los afganos".

"Blackman no era la manzana podrida en la canasta. Más bien, sus superiores le fallaron", dijo Lee, quien era el coronel de infantería británico más joven desde la II Guerra Mundial. Según su testimonio ante la corte, sus antiguos compañeros trataban con desprecio a los aliados locales y que "no tenían consideración por las normas".

Para este, los marines reales que actuaban en Helmand en 2011 "fueron culpables de deshumanizar al enemigo y habían sido demasiado agresivos cuando se suponía que estaban ganándose corazones".

"El Reino Unido estaba planeando retirar tropas de Afganistán y la idea era proteger a la población local para derrotar a los insurgentes, no al contrario", recordó.

El silencio del alto mando

Los superiores de Lee, que renunció a su comisión por este caso, lo ignoraron cuando les habló de las irregularidades que había detectado, evocó. Según él, cuando Blackman cometió el asesinato, el alto mando "trató de acabar con la verdad".

Lee expuso sus argumentos ante la Corte Marcial de Apelación británica. Un extracto de su testimonio fue puesto en manos de los medios de comunicación por el tribunal.


"Los marines reales fueron culpables de deshumanizar al enemigo y habían sido demasiado agresivos cuando se suponía que estaban ganándose corazones"
Oliver Lee, oficial de la Marina británica

"El liderazgo y la supervisión del sargento Blackman por sus comandantes, teniente coronel [Ewen] Murchison y el mayor [Aaron] Fisher, fue terriblemente malo y directamente causal a la conducta del sargento Blackman", recoge 'The Guardian'.

La Compañía J, a la que pertenecía Blackman, fue catologada por Lee como desordenada y pobre. "Al entrar en la base descubrí que tenía un aire feroz y sórdido. Los hombres de la base eran irrespetuosos, hoscos, vestidos incorrectamente y había basura por todas partes", explicó.

Blackman shakesperiano

"Despójate de esta envoltura mortal, imbécil", le dijo Backman, citando a William Shakespeare, al herido afgano antes de dispararle con su arma de 9 milímetros, según las imágenes recogidas por una cámara puesta en el casco de otro soldado.

El sargento se dirigió luego hacia sus hombres y les dijo: "Evidentemente, esto queda entre nosotros, muchachos. Acabo de violar la Convención de Ginebra", según AFP.

Dos años después del hecho, ocurrido en 2011, fue el primer soldado condenado por asesinato en el campo de batalla desde la II Guerra Mundial.

En un inicio la pena fue de diez años y posteriormente de ocho. 'Marine A' podría estar este fin de semana en su casa, si sus abogados logran argumentar que ya ha cumplido una condena de tres años y medio, según 'The Telegraph'.

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