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Una 'viruta' alemana restaura la vista a once ciegos

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Un grupo de científicos alemanes restauraron la capacidad de distinguir objetos a 11 pacientes ciegos a causa de degeneraciones hereditarias de la retina. Eberhart Zrenner, director y presidente del Instituto de Estudios Oftálmicos de Tübingen, que dedicó años al ensayo de este tipo de enfermedades
Una 'viruta' alemana restaura la vista a once ciegos

Un grupo de científicos alemanes restauraron la capacidad de distinguir objetos a 11 pacientes ciegos a causa de degeneraciones hereditarias de la retina. Eberhart Zrenner, director y presidente del Instituto de Estudios Oftálmicos de Tübingen, que dedicó años al ensayo de este tipo de enfermedades, les implantó un microchip de tamaño de una viruta directamente en la capa afectada.

Los efectos de las personas operadas han sido diferentes, pero siempre se notaba una dinámica positiva. Así, según cita el reciente informe del doctor, un paciente resultó capaz de leer las manillas de un reloj, discernir siete sombras del gris, encontrar e identificar la vajilla e incluso combinar las letras del alfabeto para formar palabras. Cinco de los 11 eran capaces de reconocer y localizar objetos de tamaño mediano o grande, blanquecinos de color.

A los últimos tres Zrenner logró implantar los chips directamente en la mácula lutea, es decir en la zona de la retina especializada en la percepción fina de los detalles de objetos observados. Estos pacientes pudieron ver formas y objetos una semana después de que fuesen operados. El último de la serie reportada era capaz de identificar correctamente plátanos y manzanas, consultar un reloj grande y distinguir palabras escritas con letras grandes dos a tres semanas después de la implantación.

El secreto es el vínculo inmediato del microchip con los nervios humanos alcanzado quirúrgicamente. Dotado de 1.500 detectores de luz microscópicos, el dispositivo envía hoces de impulsos eléctricos de pequeño voltaje al cerebro mediante el propio camino que recorren los impulsos neurofisiológicos para comunicar la información óptica al centro de reconocimiento de objetos. De este modo la 'viruta' de 3 por 3 milímetros de dimensiones exteriores resulta siendo una cámara digital con una resolución de 1,500 píxeles.

Debido a que el dispositivo se inserta en la parte interior del ojo, resulta estar mejor protegido de cualquier daño externo, pero al mismo tiempo eso supone que los usuarios lleven una cámara externa de tipo de gafas. Ella agudiza la información visual.

Zrenner tuvo que quitar los primeros microchips después de tres meses de la explotación exitosa por culpa de los alambres que acompañaban el invento para controlar físicamente el funcionamiento de todo el sistema en una etapa experimental, siendo componentes ajenos y fuentes de cierto peligro para la salud. Luego del reconocimiento definitivo del éxito de este método los médicos no tendrán que insertarlos junto al microchip.

Sin embargo, ya en aquella etapa de pruebas, según destaca el inventor alemán, eran inolvidables las experiencias de los pacientes. Estaban fascinados al descubrir su propia mano, y seguían con admiración los movimientos del pulgar. Estas fueron sus primeros pasos con su nuevo órgano de vista y tras estos habrán muchos y muchos más.

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