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¿Por qué el teléfono de Trump supone un dolor de cabeza para la seguridad nacional de EE.UU.?

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La voluntad de Trump de mantener conversaciones telefónicas al margen de lo que establece el protocolo diplomático aumenta las probabilidades de que estas sean intervenidas.
¿Por qué el teléfono de Trump supone un dolor de cabeza para la seguridad nacional de EE.UU.?

Donald Trump ha dado su número de teléfono móvil a varios líderes mundiales, diciéndoles que lo llamen a él directamente, una invitación inusual que rompe el protocolo diplomático y que está suscitando preocupaciones sobre la seguridad y el secreto de las comunicaciones del presidente de EE.UU., informa AP.

Según antiguos y actuales funcionarios de EE.UU. con conocimiento de causa, Trump ha tenido este gesto con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el de México, Enrique Peña Nieto y con el primer ministro canadiense Justin Trudeau. Sin embargo, fuentes indican que hasta la fecha solo este último ha hecho uso del ofrecimiento.

¿Una violación de la ley?

Aunque el hecho de que dos líderes mundiales se comuniquen por celular puede parecer banal a simple vista, supone una violación del protocolo diplomático. Tanto es así que las llamadas de este tipo están altamente orquestadas: altos funcionarios del Departamento de Estado y del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. preparan los puntos claves de la conversación y a menudo realizan una transcripción informal de la llamada para que circule entre "un grupo selecto". "Estos registros se conservan y archivan", explica la agencia.

En esta línea, el columnista apunta que Trump "ha luchado" más que cualquier otro presidente "por mantener conversaciones privadas con los líderes internacionales". Sin embargo, "no está claro si una llamada improvisada e informal con un líder extranjero sería registrada y archivada", destaca.

Formalmente, la Ley de Registros Presidenciales de 1981, aprobada tras el escándalo Watergate, requiere que el presidente y su personal preserven todos los registros relacionados con la oficina. Pero Jonathan Turley, profesor de la Universidad George Washington, afirma que la ley contiene "puntos ciegos".

"Todo lo que digas está siendo escuchado"

Generalmente, el jefe de Estado de EE.UU. realiza sus llamadas a través de una línea segura ―ya sea desde la sala de crisis de la Casa Blanca, desde el Despacho Oval o desde la limusina presidencial― ya que, aunque su celular haya sido proporcionado por el Gobierno, es vulnerable a ser intervenido.

"Si usted está hablando por una línea abierta, aquellos que tienen la capacidad de monitorear esa conversación lo están haciendo", indica Derek Chollet, exasesor del Pentágono. Un presidente "no lleva consigo un teléfono seguro", alerta Chollet. "Si alguien está tratando de espiarte, tienes que presumir que todo lo que digas está siendo escuchado", añade.

Asimismo, la agencia apunta que esta práctica por parte de Trump roza la hipocresía, en tanto y en cuanto durante la campaña presidencial era él quien criticó a su rival demócrata Hillary Clinton por manejar información sensible usando un servidor de correo electrónico privado, mientras ejercía el cargo de secretaria de Estado.

En esta línea, la precaución puede estar justificada, ya que reina 'la ley de la jungla' incluso entre aliados: en 2013, gracias a filtraciones del exanalista de la NSA Edward Snowden, Angela Merkel descubrió que EE.UU. pudo haber espiado su celular.

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