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"La oposición no le perdona al chavismo que los pobres hagamos política"

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No son una masa informe, desdibujada. No. El chavismo tiene rostro y sigue en la calle a las puertas de una elección determinante para el futuro político del país: la Asamblea Nacional Constituyente. Ellos también están en suspenso pero con la esperanza de que retorne la paz. ¿Será posible?
"La oposición no le perdona al chavismo que los pobres hagamos política"

Aquí huele a fritanga, a humo, a sudor. Los cuerpos se aglomeran en la avenida Bolívar y caminan en todas direcciones: esto es el centro de Caracas, el bastión del chavismo.

Este jueves, las fuerzas que respaldan a la Revolución Bolivariana se reunieron en una multitudinaria concentración que confluyó en las avenidas Bolívar, Lecuna y Universidad para respaldar la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), cuya elección está prevista para este domingo.

Entre el tumulto de franelas rojas, gorras tricolor y pancartas está Miguervis Tabares, una joven de 21 años, habitante de la populosa zona del 23 de Enero: "¿Dónde está el presidente?", pregunta cerca de una de las tantas tarimas apostadas a lo largo de la avenida Bolívar. "Uf, ¡ahora es que te falta!", le responde una mujer señalándole al horizonte el pequeño punto entre las torres del Palacio de Justicia.

Tabares está allí porque quiere votar el domingo: "Desde que la oposición empezó con sus protestas, mi esposo perdió su trabajo. Él trabajaba por el este y con todo este problema de las trancas, no pudo seguir yendo. Nosotros tenemos tres hijos, así que te imaginarás. Eso es lo que ellos (el antichavismo) no ven: siempre nos afectan más a los pobres, los que no tenemos la vida resuelta. Ellos tienen sus recursos, su comida y no pasan necesidad. Yo voy a participar porque quiero que vuelva la paz, que ellos se den cuenta que por la vía de la violencia no se hacen las cosas".

Oposición fuera de juego

La sensación de suspenso está allí. Nadie la ignora. El domingo es un día crucial, de etapa cumbre de 'culebrón': EE.UU. ha amenazado con "fuertes y rápidas" sanciones económicas si se hace la elección, la derecha regional ha planteado aislar a Venezuela y, bajo cuerda, la oposición solo tiene el boicot como carta.

Porque en esta elección, la oposición no aparece en el tarjetón. Pese a los reiterados llamados del presidente Nicolás Maduro, la derecha no presentó a sus candidatos. En cambio, su vocería ha prometido boicotear el comicio para impedir el voto de quienes asistan el domingo mediante el bloqueo arbitrario de vías, lo que constituye un delito y una violación del derecho al sufragio.

"A mí me parece una locura lo que está diciendo la oposición", opina Gustavo Bencomo, un militante chavista que luce una boina roja y una franela con la inscripción "nos une la Constituyente". "Mira, esto es territorio de paz y no vamos a permitir que nos quieran imponer la violencia".

"¿Es que tú no ves? Ellos quieren que los venezolanos estemos como la ciudad: el este para la oposición y el oeste para los chavistas, pero no. Aquí nosotros apostamos a un país para todos, donde estamos los negros, los blancos, los indios".

Caracas, por estos días, sigue partida en dos aguas. Mientras el chavismo se moviliza en las calles del oeste, la oposición mantiene el bloqueo arbitrario de las vías en los municipios del este. La señora Dora Rivero lo sabe y lo padece. Vive en el barrio Petare y reza cada vez que los suyos salen a trabajar: "Hay mucha agresividad por allá. A mí me da miedo porque han quemado gente y eso. Yo voy a votar muy temprano el domingo y espero que los resultados sirvan para que las cosas se calmen. Que sea lo que Dios quiera".

Lo imperdonable

El dramaturgo José Ignacio Cabrujas escribió no pocas veces de la capacidad de los venezolanos para bajarle las medias a la seriedad, de no creer demasiado en la severidad de las circunstancias aunque aprieten y eso, quizá, se ve esta tarde. Allí, en las calles atestadas de gente que ha padecido por más de tres años la asfixia económica, calificada de "guerra" por el gobierno, también hubo baile, y risa, y abrazos.

Los vendedores de tostones, agua, mazorcas sancochadas, raspados con leche condensada, bollos rellenos y cerveza se disputaban la oferta con los comerciantes de Chávez inflables, afiches de Maduro, bandanas de la Constituyente y toda suerte de baratijas de 'marketing' político para nostálgicos. Porque en Venezuela, dice el refrán, "se sufre pero se goza".

Pero que nadie confunda la alegría con banalidad. Gente como Jaime Colmenares, un albañil del Barrio San Agustín que baila salsa como el que más, no tiene pena de dar cátedra política: "¿Tú sabes por qué no quieren la Constituyente? Porque la oposición no le perdona al chavismo que nos dieran el derecho a los pobres a participar. Ellos, que tienen billete, quieren que la política sea para su grupito. Eso es todo. Pero los del barrio somos inteligentes, estamos preparados, somos humildes y tenemos con qué seguir gobernando este país".

"¿Y sabes por qué EE.UU. nos hace la guerra?", explica el señor Colmenares, "no es porque no apoyen la Constituyente, no es porque les importe nuestra democracia, no es porque no les caiga Maduro. ¡Es por petróleo! Ese es nuestro problema, mi amor, lo demás es puro gamelote (tonterías)". 

Nazareth Balbás

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