Filmar en Irán es peligroso
El cineasta iraní Jafar Panahi y su colega Mohammad Rasoulof se enfrentan a seis años de cárcel por rodar una película sobre las protestas de 2009 contra el fraude durante las elecciones presidenciales en las que Mahmud Ahmadineyad fue elegido presidente. Y no es el único castigo por transmitir la realidad del país: ambos tienen prohibido filmar, escribir guiones, viajar al extranjero y conceder entrevistas a medios locales o extranjeros durante dos décadas.
La sentencia de Ministerio de Cultura de Irán califica el crimen como 'preparación de una película contra el régimen referida a los acontecimientos postelectorales'.
El hecho provocó una reacción inmediata de la sociedad cinematográfica mundial. Muchas personalidades del cine europeo han lanzado una campaña a favor de la liberación de los dos directores. La absurda sanción aplicada por el régimen de Ahmadineyad es totalmente inconcebible para las personas del mundo del arte. Isabell Huppert, actriz francesa que al igual que otros está indignada por la situación en la que se encuentran los cineastas, afirmó que “prohibir a un cineasta filmar y expresarse durante tanto tiempo equivale a condenarlo a muerte”.
La Sociedad de Autores y Compositores Dramáticos y el Festival de Cannes expresaron su actitud firmando una petición a favor de Jafar Panahi y Mohammad Rasoulof.
El director encarcelado fue galardonado con el León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia en 2000 y el Oso de Oro en el Festival de Cine en Berlin. Panahi es una de las figuras más influyentes de la llamada nueva ola iraní y neorrealismo. Un crítico del cine Jake Wilson afirma que en sus películas hay una conexión entre "el conflicto entre la inmediatez del documental y una serie de normas estrictas con parámetros formales y muy definidos" y "la ira abiertamente expresada a las restricciones impuestas en la sociedad iraní".