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Antigua y Barbuda: un paraíso perdido

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Barbuda fue la primera isla del Caribe azotada por una de las temporadas de huracanes más destructivas y mortíferas de la historia. Por primera vez en 300 años, el territorio está despoblado. Sus 1.800 habitantes tuvieron que ser evacuados a la vecina Antigua, donde permanecen en condiciones precarias. Una situación extrema para un país que pide ayuda internacional no solo para reconstruir el paraíso que solía ser, sino para afrontar con garantías un enorme desafío: el cambio climático.
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La corresponsal de RT Helena Villar ha viajado a la isla de Barbuda y ha podido comprobar en primera persona que ahora representa un paisaje completamente desértico, donde solo se ven los encargados de las labores de limpieza, de desescombro, personal médico, policías y miembros del Ejército que supervisan la situación.

Kevin Hot, responsable del equipo de limpieza y desescombro de Barbuda, señala que total son 20 o 25 trabajadores que hacen una limpieza general en la isla, donde el devastador huracán Irma dejó "muchos tejados, cuyo revestimiento fue arrancado, muchos edificios derrumbados y escombros".

"Estamos en un proceso múltiple", aseguró Hot, pero al mismo tiempo agregó que "todo podría ir más rápido si los habitantes de Barbuda estuvieran aquí para decirnos qué hacer exactamente y qué es lo que quieren".

Destrucción total: "Vienes aquí y no puedes reconocer nada"

El equipo de RT también se encontró con una delegación del Ministerio de Educación de Antigua y Barbuda que enfrentó por primera vez los efectos del desastre en la única escuela primaria de la isla.

Rosa Greenaway, secretaria de Educación de Antigua y Barbuda, recordó haber visitado el lugar el año pasado, pero de "un lugar muy bonito" que la isla era antes solo presenció la devastación. "Había visto algunas imágenes, pero ahora lo estoy viendo en persona y es muy triste", comentó Greenaway, asegurando que nunca había presenciado nada así. "Es triste, pero hay esperanza", agregó.

A esa escuela acudían 250 niños, pero ahora entre escombros mezclados con libros la rodean solo los perros. De momento es la vecina isla de Antigua la que asumirá la educación de los alumnos.

"Vienes aquí y no puedes reconocer nada, porque todo ha sido destruido, y verlo es muy triste", confiesa Kelly Burton, funcionario del Departamento de Medio Ambiente del país. 

Si los primeros días fueron de evacuación, los siguientes fueron de saneamiento, una de las tareas del equipo del departamento. La preocupación sobre los mosquitos y la propagación de enfermedades, como el zika, ya se ha mitigado tras una fumigación masiva del territorio.

Drama regional

El desastre que vive Barbuda va más allá de una sola isla. Es un drama regional. Roosevelt Skerrit, el primer ministro de Dominica, azotada por el paso de otro huracán, María, llegó a la isla de Antigua y adelantó al equipo de RT en exclusiva una cifra mínima de 40 muertos.

"Podemos decirles que la agricultura ha desaparecido al 100 %, que nuestro turismo ha desaparecido, que todos los hoteles de Dominica han sido evacuados y que las viviendas, así como infraestructuras, muchos puentes, escuelas y clínicas están devastadas", afirmó Skerrit.

"Hablamos de unos daños muy cuantiosos. Tenemos que reconstruir un país, ser rápidos, esforzarnos y ser fuertes en las actuales circunstancias", añadió.

Darwin Telemarque, procedente de Dominica y presidente de la fundación Dominica – Antigua Relief, coordina a cientos de voluntarios locales para ayudar tanto a su isla de origen, como a Barbuda. En 1979 fue rescatado de su casa en Dominica tras una tormenta destructiva y se quedó a vivir en Antigua y Barbuda, donde lo recibieron y educaron. Ahora siente que "la situación se está repitiendo".

"Es un momento extraño, una situación surrealista, increíble. Que los niños de mi país, de mi tierra, no tengan colegio adonde ir, que no tengan dónde vivir y que tenga que rescatarlos un país al que el resto del mundo dice que no puede ayudar por su estatus. ¿Dónde está toda la piedad?", se pregunta.

Everet Thomas, desplazado de Barbuda por el huracán Irma, espera que las autoridades estén haciendo "todo lo posible dadas las circunstancias". "Tengo que aceptarlo, tengo que creer", agrega.

Desde principios de septiembre esperar y confiar se han convertido en las únicas acciones a las que se aferran los residentes locales. Todas las personas que han hablado con RT están seguras de que la ayuda llegará.

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