Haití vota en medio de las ruinas y el cólera
El domingo, unos 4,5 millones de personas votarán en las elecciones presidenciales y parlamentarias en Haití, que mantiene la esperanza de encontrar a un líder que guíe a la nación empobrecida y arruinada a un futuro mejor.
Los ciudadanos del país del Caribe, devastado por el terremoto de enero pasado y azotado por un brote de cólera, tendrán que escoger entre 18 candidatos para la próxima presidencia de cinco años.
Aunque la ex primera dama Mirlande Manigat lidera en las encuestas de la opinión pública, es alta la posibilidad de una segunda ronda de votación el 16 de enero próximo. Entre los candidatos más fuertes también se destaca el protegido presidencial Jude Celestin y Michel Martely, carismático músico y entrenador. Por su parte, el saliente presidente Rene Preval no se presentó.
También se renovará la cámara baja de la Asamblea Nacional, que comprende a 99 diputados, y serán elegidos 11 de los 30 senadores.
Más allá de la epidemia, que se ha cobrado la vida de más de 1.600 personas, las elecciones aparecen dificultadas por la pérdida de los documentos de identidad de una parte de los residentes durante el terremoto.
Los cascos azules de la ONU guardarán la seguridad en las más de 11.000 mesas electorales, organizadas en escuelas, viviendas prefabricadas de madera e incluso en tiendas levantadas en campamentos de desamparados.
Además de un saldo de 250.000 muertos, el terremoto dejó a 1,3 millones de personas sin hogar, es decir, a una quinta parte de la población del país. Éstos esperan aún que las autoridades rectifiquen su situación con la ayuda de otros países. No obstante, de los 6,1 mil millones de dólares que la comunidad internacional prometió aportar para la reconstrucción del país, se otorgaron sólo 2,1 mil millones.
De esta donación, sólo 897 millones se gastaron principalmente en prevenir la disolución del gobierno. Mientras tanto, el palacio presidencial de Puerto Príncipe sigue en ruinas. EE. UU., el poderoso vecino de Haití, asignó sólo 120 millones de dólares de los 1,15 mil millones prometidos, ya que el Congreso está demorado ante la posible corrupción y el alto costo del reparto.
Entre tanto, la enorme cantidad de habitantes que sigue viviendo en los campamentos contribuye a la proliferación de la enfermedad, cuyos síntomas han sido detectados en unas 60.000 personas.