El canal internacional
de noticias en español
más visto en el mundo
Opinión

Las claves de las elecciones en México V: La casa nunca pierde; el proceso electoral y sus jueces

Publicado:
Las claves de las elecciones en México V: La casa nunca pierde; el proceso electoral y sus jueces

La ciudad de Las Vegas, en Estados Unidos, es famosa por dos cosas principalmente: sus casinos y las peleas de 'box' que se realizan en ellos. No soy un aficionado a los enfrentamientos 'boxísticos', pero hasta un neófito como quien escribe sabe que las calificaciones de los jueces de Las Vegas siempre están bajo sospecha. Todo el mundo ve una pelea y el resultado es otro, prestándose a la especulación sobre el arreglo de los combates debido a sus nexos con los casinos y las casas de apuestas.

Muchas contiendas electorales alrededor del mundo guardan semejanzas con Las Vegas. La oposición para ganar, en la mayoría de los regímenes, tiene que hacerlo por un amplio margen, al menos de un 5%. Sus victorias tienen que ser contundentes. En cambio, el régimen solo necesita ganar o demostrar que ganó por un voto. No importa que todos veamos en la contienda un claro ganador, quien levanta el puño de la victoria en un combate por decisión son los jueces. Como en Las Vegas, no es necesario controlar todo el entorno, basta con tener a un juez en la nómina y que te regalen un punto o dos para que el resultado sea distinto a la realidad.

En México eso pasó en 1988 y en 2006. Los resultados oficiales guardan una enorme distancia con la percepción general. Un amplio margen de la población piensa que hubo fraude electoral en ambos procesos y otra cantidad importante, aunque no es tan contundente en sus afirmaciones, señala lo inequitativo y desaseado de los procesos. En el 2012 hubo un amplio derroche de dinero en la campaña presidencial vinculada con la compra de votos, donde hasta se repartieron tarjetas de débito con dinero a cambio del sufragio. Los jueces electorales sancionaron los excesos, igual que en 2006, con simples multas económicas. En este mismo año, las victorias regionales de Coahuila y el estado de México se fraguaron en base a dos elementos claves: a) el gasto excesivo de dinero destinado a promoción y compra de votos y b) la judicialización del triunfo electoral. Los jueces electorales se han convertido en el fiel de la balanza en elecciones disputadas y han desplazado a la ciudadanía como los protagonistas de la democracia.

Luis Carlos Ugalde, exconsejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), reconoce que en la mayoría de las elecciones se rebasan los topes de campaña, pero que con los lineamientos actuales del INE se hace prácticamente imposible demostrar legalmente los excesos en los gastos de campaña y que, además, este no cuenta con las atribuciones para castigar de manera expedita estas faltas. Entonces, ¿quién más podría sancionar las ilegalidades? Existe la Fiscalía Electoral para Delitos Electorales (FEPADE), cuyo titular es nombrado por el Senado pero que depende de la Procuraduría General de la República (PGR), hoy acéfala.

Resulta que hace un mes, el encargado de despacho de la PGR removió al titular de la FEPADE -ignorando al Senado-, al parecer por ser un personaje incómodo y no tan dócil en la investigación que involucra a Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, en presuntos actos de corrupción de la empresa Odebrecht para financiar la campaña de Enrique Peña Nieto como candidato presidencial del PRI. En otros países se han sancionado presidentes y expresidentes por el caso de Odebrecht, pero en México se castiga a los que hacen las investigaciones. Ninguna buena señal. Ahora se espera que el siguiente fiscal electoral entienda lo que se espera de él en su puesto: que mire para otro lado en el caso de los delitos electorales del partido en el gobierno.

En los pocos y raros casos que el INE y la FEPADE puedan o les interese documentar las irregularidades de los financiamientos partidistas o los excesos en los topes de campaña siempre se puede recurrir a la última instancia: el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (conocido como TRIFE). La última perla de lo que hace este tribunal nos la regaló hace unos días en la elección de Coahuila. En dicha elección comprobó –falta lo que no se pudo acreditar– que el PRI superó el tope de campaña por 9.2%, por lo que el INE demandaba la nulidad de la elección y la convocatoria de un nuevo proceso. Nada de eso paso. El TRIFE declaró ganador al candidato del PRI a pesar de las protestas de la ciudadanía, los partidos opositores y el propio INE.

Si quisiéramos hacer desfilar las irregularidades electorales que deciden los jueces a favor de los partidos en el gobierno en todo el mundo no terminaríamos. Para no ir más lejos ahí está el papel que está jugando el Tribunal Supremo Electoral (TSE) en Honduras,  donde Juan Orlando Hernández busca reelegirse con su ayuda. En México, el PRI apuesta por llegar a un empate técnico al día de las elecciones y que estas sean decididas en las oficinas de los árbitros y jueces electorales –burocracias doradas con salarios de 8.000 a 16.000 dólares mensuales–, que en la mayoría de los casos deben sus nombramientos a un Congreso controlado por el PRI. No hace falta ser profeta ni excesivamente mal pensado para deducir hacia donde inclinarán la balanza. Además, si el aparato de justicia en México es de los peores en el mundo –de cada 1000 delitos 998 quedan impunes, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)–, ¿por qué la justicia electoral debería ser diferente?

No importarán los agravios electorales o las violaciones al Estado de derecho, los jueces que deberán dictaminar la contienda pueden inclinarse por multas poselectorales, llamadas de atención o peticiones para cambiar ciertas reglas, pero después y solo después que el vencedor haya sido anunciado y las casas de apuestas recolecten las ganancias. La oposición si quiere ganar no lo puede hacer por decisión dividida o por apreciación del juez, sino que tiene que ser por 'nocaut', por arriba de un empate técnico (3-5%), y eso ella lo sabe. De otra manera, el resultado está en manos de los jueces, la mayoría de ellos tan rectos e imparciales como los de las peleas de 'box' en los casinos de Las Vegas. Hay que recordar que la casa nunca pierde y, si pierde, arrebata.

@BuenrostrJavier

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

comentarios
RT en Español en vivo - TELEVISIÓN GRATIS 24/7