Espadas con conjuros como 'perlas' de la exposición sobre samuráis en Moscú
En el centro de Moscú los samuráis antiguos de Japón revelan su mundo donde armónicamente se unen la poesía y la guerra, el arte y la muerte. En la Art Centre ‘Vétoshni’ se celebra una exposición interactiva que da a conocer a los visitantes la legendaria espada Muramasa y la cultura de los samurais en general, el estado privilegiado militar que mantuvo el poder en Japón durante unos 700 años, desde el fin del siglo XII hasta la mitad del XIX. La fidelidad, el honor y la hombría que valían más que la vida para estos soldados, fueron defendidas por las armas que ahora son una leyenda y una obra maestra de arte. Las raras perlas de esa cultura se pueden conocer hasta el 28 de febrero de 2011 en Moscú.
La tarea principal del proyecto es mostrar el mundo a través de los ojos de un samurai, un poeta refinado y pintor inspirado listo en cualquier momento para sacrificar su vida en nombre de los valores más elevados. En la base de tal punto de vista está la filosofía Bushidō (“el camino del guerrero”). Es la combinación natural de la fe completa, fidelidad absoluta, espíritu de sacrificio, sinceridad sin límites y capacidad de valorar la belleza en todas sus formas.
“No consideramos la muestra como un objeto, sino como un sentimiento. Es decir, que un visitante se sumerge completamente en el proceso, sea una batalla histórica del siglo XVII en 3D o la ceremonia del té realizada según las tradiciones antiguas”, destaca el organizador de la exposición, Geórgui Áistov. “Cada día el programa cambia un poco, como los propios sentimientos de la gente, así que se puede volver aquí varias veces para profundizar en la experiencia”.
El laberinto de la muestra está lleno de música antigua de Japón, estampas, kimonos, abanicos de combate, monturas de armas de marcha y de combate y los objetos que acompañaban a los aristócratas del Japón medieval y que no se pueden ver en ningún museo del mundo. Además se celebran lecciones sobre la historia de los samuráis y clases de maestría sobre artes de combate japonesas.
La base de la exposición son las armaduras y las armas de los samuráis. La perla de la colección mostrada es la espada del famoso maestro Muramasa. Es única por ser una de las más afiladas y por haber sido perseguida oficialmente por las autoridades de Japón. Las espadas fueron prohibidas y destruidas, por lo que se conservaron muy pocos ejemplares, el total de los cuales se guardan en colecciones privadas. Ver un arma rodeada de tantas leyendas y supersticiones es una suerte, según destacan los organizadores.
En la historia de la creación de espadas de Japón quedaron dos nombres de armeros destacados cuyas obras tenían dos posibles cualidades. Masamune hacía espadas que evitaban el enfrentamiento, mientras Muramasa, las que derribaban al rival. Los que poseían la espada del primer maestro, monja, no necesitaban ni tan siquiera desenvainar porque la fuerza de la espada inspirada por Masamune ya llevaba a la victoria.
Muramasa, según la leyenda, practicando el ascetismo más duro, poseía una fuerza mítica que le permitía arrojar conjuros y espíritus de combate. Se consideraba que siendo desenfundada su espada exigía sangre y causaba la muerte. También según la leyenda, Muramasa no estaba de acuerdo con la política del fundador de la famosa dinastía japonesa Tokugawa Ieyasu. Por eso incluía en sus espadas maldiciones para toda su familia. Como es un hecho histórico que con esas espadas están vinculadas varias muertes y accidentes de la dinastía, se decidió destruir todas las espadas de Muramasa que existían en la familia de Ieyasu. Y a él le siguieron muchas otras familias, aunque no todas para alegría de los coleccionistas y los amantes de la historia de Japón.