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La legión de jinetes mexicanos dispuesta a luchar contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial
Con el lema 'Todo por la Patria', estos revolucionarios estaban dispuestos a morir defendiendo su tierra natal. Sin embargo, se trata de un capítulo prácticamente desconocido de la historia de México.
Después de iniciada la Segunda Guerra Mundial, México había tratado de mantener su neutralidad, pero el hundimiento de dos barcos petroleros por un submarino alemán en 1942 obligó al Gobierno mexicano a participar en la contienda. Fue entonces cuando un grupo de jinetes revolucionarios se unió y fundó la llamada Legión de los Guerrilleros Mexicanos, que se preparó para defender el país ante una posible invasión nazi.
La idea de conformar este peculiar ejército a caballo nació de la mano de Antolín Jiménez Gamas, un político y teniente que había peleado en la Revolución mexicana. Jiménez se desempeñaba como presidente de la Asociación Nacional de Charros —jinetes que visten trajes especiales con chaqueta, sombrero y pantalón ajustado— y convocó a todo aquel que tuviera machetes, pistolas o fusiles.
Fernando Llanos, cineasta y nieto del fundador de la legión, asegura que su abuelo no solo fue capaz de reunir a los jinetes y organizar una legión, sino que, al haber sido teniente coronel de Pancho Villa, contaba con entrenamiento para repeler una posible invasión. "Creo que sí estaban dispuestos a recibirlos a balazos y con machetes [a los nazis] si es que se atrevían a pisar el territorio nacional", asegura.
'Todo por la Patria'
De acuerdo con Guillermo Hernández Morones, director del Museo de la Charrería de Ciudad de México, eran unos "100.000 charros", a disposición del Gobierno "en cualquier momento".
Con el lema 'Todo por la Patria', durante casi un año estos combatientes asistían a diferentes puntos de encuentro para entrenar y completar su instrucción militar. Por fortuna, nunca tuvieron que levantar sus armas, ya que Alemania no llegó a invadir México.
Con el tiempo, los nombres de sus integrantes fueron quedando en el olvido. Pero ahora se les devuelven los honores a aquellos que, siguiendo la tradición de los jinetes revolucionarios, estaban dispuestos a morir defendiendo su tierra natal, a la que llamaban 'matria'.
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