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Los niños 'huérfanos' de su propia biografía en Argentina

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En Argentina muchos ciudadanos desconocen su identidad real por haber sido secuestrados o comprados en la niñez. Sus padres adoptivos temen confesar la dura verdad a sus hijos.

En Argentina muchos ciudadanos desconocen su identidad real por haber sido secuestrados o comprados en la niñez. Sus padres adoptivos temen confesar la dura verdad a sus hijos.

No existen estadísticas oficiales, pero las organizaciones no gubernamentales (ONG) estiman que en Argentina son millones los niños que han sido comprados o robados a sus madres. En la mayoría de los casos están involucradas las redes de tráfico de personas que contactan con familias que no desean atravesar los complejos trámites de adopción legal.

Graciela Palma Arizaga trabaja de asesora de Derechos Humanos. La mujer siempre tuvo la sospecha de que no era hija biológica de sus padres. Y aunque incluso tenía los mismos rasgos latinos que ellos, con los años la duda sobre su identidad fue creciendo. Una vez graduada en la escuela secundaria, Graciela decidió estudiar un idioma y eligió el ruso. “Mis amigos y todo el mundo me miraba raro y me decía: '¿Qué tenés que ver vos con el idioma ruso?'. A mí me gustaba, me encantaba ver películas. Era escuchar la música y yo sentía internamente toda una emoción muy grande. Y decidí estudiar el idioma, sin saber por qué, y con mucha facilidad. No me costó estudiarlo. Lo disfruté muchísimo”, cuenta Graciela.

Pero la verdad se hizo patente cuando Graciela vio por primera vez a su propia hija. Sus padres ya no pudieron ocultarle más la realidad. La bebé era parecida a su mamá pero para gran sorpresa de ella, la niña era rubia y de ojos claros. Pero ningún familiar de la chica era rubio.

Finalmente la madre de Graciela tuvo que confesarle que había sido comprada a una joven rusa cuando sólo tenía unos días de vida.

Este caso está lejos de ser excepcional, muchos han pasado por esta experiencia traumática.

Y los que se convierten así en padres se sienten tan culpables que deciden ocultar a los pequeños la verdad. En Argentina ya se han formado varias organizaciones de aquellos que reclaman el derecho a conocer su biografía desde el principio, un mayor control sobre el personal médico y el castigo de los que se dedican a la venta de niños.

La fundadora de la ONG 'Búsqueda, verdades infinitas', Gisela de Vincenzo, afirma que es un problema de Estado ya que si un médico vendió es porque el Estado avaló que ese médico trabaje, porque no hay un control ni sobre médicos ni sobre parteras. Varias veces los médicos mienten afirmando que el bebé nació muerto.  “Hay muchos casos en que los médicos le han dicho a las madres: 'Nosotros nos hacemos cargo'. Y esa mamá se encuentra hoy, 30 años después, con que va a buscar un acta a un hospital y ahí dice: 'Retirado vivo”, asegura Gisela.

Las ONG exigen que el Estado realice análisis gratuitos de ADN a las personas cuya identidad fue sustituida y que la información correspondiente sea incluida en el Banco Nacional de Datos Genéticos. Hasta ahora su contenido se usa únicamente para casos de hijos de desaparecidos durante la dictadura militar argentina de los años 70.

En Argentina el delito de supresión de identidad prescribe a los 12 años, por ello es casi imposible iniciar acciones legales contra los culpables ya que este plazo habitualmente expira antes de que las víctimas se den cuenta de lo ocurrido.

Estas ONG son conscientes de que los motivos de la venta de bebés pueden proceder de situaciones desesperadas que hagan que estas madres no quieran volver a ver a sus hijos, pero aún así defienden el derecho de los hijos a conocer su parte de verdad y saber quiénes son realmente.

Y la sociedad tiene aún mucho por andar para poder ofrecer a estas personas una respuesta a su legítimo reclamo.

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