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Moscú acogió un festival de danza para personas con discapacidad

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Moscú ha acogido un festival de danza para personas con discapacidad. Para asistir a las clases de baile acudieron jóvenes con síndrome de Down, con trastornos de movilidad y de audición.
Moscú acogió un festival de danza para personas con discapacidad

Moscú ha acogido un festival de danza para personas con discapacidad. Para asistir a las clases de baile acudieron jóvenes con síndrome de Down, con trastornos de movilidad y de audición.

En grupos mixtos, junto con otros jóvenes sin discapacidad, han aprendido la base de diferentes estilos de danza:

- afrojazz que combina elementos de aeróbica clásica con bailes africanos étnicos;

- aero new style, un estilo que apareció en Rusia hace poco y combina elementos de aeróbica clásica con otros de salsa y jazz contemporáneo;

- ragga, una mezcla de la danza rítmica jamaicana con hip-hop;

-danza contemporánea, una mezcla de movimientos corporales de bailes propios de los siglos XX y primera década del XXI que considera el baile como instrumento para desarrollar la capacidad de expresarse libremente con el cuerpo y elaborar un estilo individual único.

"Bailar es autorrealizarse. Te ayuda a 'descubrir' tu alma. Todo lo que tenemos dentro es muy bello. Hace falta desarrollar el cuerpo para aprender a mostrar a través de la danza la belleza que tienes dentro y para compartir esta belleza con otros. Da igual si tienes una discapacidad o no. La esencia de la danza es la misma para todos", dijo Ana Kovtún, entrenadora de ragga, comentando a RT las clases que dio durante el festival.

Según subrayan los organizadores del evento, hoy en día la gente tiene tantos problemas cotidianos que se ha olvidado de cómo son las emociones positivas. Y el objetivo del festival fue precisamente hacerles recordar cómo alegrarse y recibir placer de la vida.

Entre los invitados especiales de la fiesta estaban Kiril Kiriujántsev y Anastasía Vasilenko, vicecampeones de Rusia 2011 de danza deportiva en sillas de ruedas en la categoría de parejas combinadas. Presentaron al público una parte de su programa para la modalidad europea.

Tras la presentación, Kiril cuenta: "Yo empecé con la danza deportiva como profesión cuando tenía 14 años. Fue por mi madre. Ella de niña atendía clases de bailes de salón, pero como aficionada. Y cuando cumplí 14 insistió en que yo me dedicara a la danza. Así que bailo más de 5 años ya. Participo en dos clubes: en uno convencional, donde también doy clases en la modalidad europea, y otro donde me entreno con Anastasía. Aparte, toco instrumentos de teclado y practico la danza de fuego".

Su pareja, Anastasía, comenta: "Desde luego bailar no es nada fácil. Hace falta tener una buena plástica y aprender muchos movimientos nuevos. Es mucho ejercicio. Tenemos entrenamientos dos veces por semana, suelen durar entre 4,5 y 5 horas. Antes de cada competición pasamos 10 días en campos de entrenamiento. Allí todos los días nos levantamos a las 8:00 de la mañana, nos abren la sala y a bailar hasta la noche. Pero vale la pena. Te ayuda a sentirte mucho más seguro de ti mismo, aumenta tu autoestima. A mí me hacen sentir independiente. Los entrenamientos, las competiciones traen alegría a mi vida. Llevo con esto ya tres años, desde que cumplí los 13 años. Ahora la danza es mi vida...".

Otro invitado especial del festival fue el grupo Bez Líshnij Slov (Sin Muchas Palabras), deportistas con discapacidad auditiva que se dedican a practicar hip hop. En 2010 el documental 'Beethoven', que contaba la historia de la banda, resultó ser uno de los ganadores del Festival Internacional 'Cine sin Barreras'.

Maxim Sheinin, solista y entrenador de la banda, comenta: "Participamos en competiciones con bandas de deportistas convencionales como rivales y vemos que estamos prácticamente al mismo nivel. Si entrenamos más, podremos vencer. El problema es precisamente el tiempo que podemos dedicar a los entrenamientos. Mis estudiantes que tienen discapacidad auditiva suelen tener muchas tareas adicionales: o tienen que visitar doctores o ir por un nuevo audífono, etc. Además, nuestro club es el único de su tipo en Moscú y ellos no siempre pueden disponer de unas 3 o 4 horas para el viaje de ida y vuelta al club, eso sin contar las horas de las propias clases. Así que faltan entrenamientos a menudo".

Sheinin continúa: "Doy clases a grupos mixtos donde coinciden niños con y sin trastornos auditivos. Hay momentos en los que los danzadores con discapacidad auditiva bailan mejor que los que no tienen este problema. Hay momentos en que es al revés. Depende de cómo se entrena cada uno y también de cuándo uno empezó. Diría que la edad es un factor clave. Yo, por ejemplo, comencé a practicar hip hop a los 20 años. Es muy tarde y se nota. A pesar de que soy nadador profesional, me cuesta mucho aprender el ritmo, sentir el alma de la 'danza'. Los movimientos son completamente distintos. Además, hay unos matices musicales que jamás podré percibir. Pero cuando miro a mis alumnos veo que la edad recompensa esos posibles problemas de percepción musical. Doy clases a niños de entre 6 y 15 años. Y me doy cuenta de que los que vinieron cuando tenían 6 aprenden mucho más rápido en comparación con los que empezaron a asistir a las clases cuando tenían 13 o 14, da igual si tienen o no trastornos auditivos. Es difícil trabajar con los pequeños, pero me encanta. Me dan alegría, energía y juventud".

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