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La autodestrucción de la izquierda española

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La autodestrucción de la izquierda española

Ya casi no recuerdo cuando la izquierda española renació y convenció a millones de personas de que era posible ganar las elecciones y recuperar el poder después de más de ochenta años de vasallaje militar y económico. Asaltar los cielos, lo llamaron. Entonces eran los de abajo contra los de arriba, los estafados contra los estafadores, los ciudadanos contra los corruptos, los oprimidos contra los opresores. Podemos.

Quizás sea imposible de saber cuándo se torció todo, como en la desgarradora e impactante Incendios de Wajdi Mouawad. De hecho, creo que ni los protagonistas saben quién empezó primero, aunque todos en esta guerra aseveran convencidos y convincentes quién fue el culpable de todo: los otros. Entre los partidarios de Pablo Iglesias y los de Íñigo Errejón se intercambian acusaciones

Crónica de una guerra interminable

Aunque el último episodio de la cruel guerra que mantiene la izquierda queda escenificada en el abandono de Íñigo Errejón del escaño en el Congreso de los Diputados tras la sorpresiva presentación de su candidatura a la Comunidad de Madrid junto a la alcaldesa del ayuntamiento de Madrid, Manuela Carmena, lo cierto es que antes hubo muchas batallas.

De todas ellas, las más importantes serían: 

  1. La posición ante el pacto PSOE y Ciudadanos (Cs) después de las primeras elecciones en diciembre de 2015. Este fue otro de los momentos claves del enfrentamiento ideológico: Pablo Iglesias no quiso pactar una abstención con el PSOE, un partido de centro dominado por las élites que acapara votos entre los votantes progresistas españoles, mientras que Íñigo Errejón si no quería pactar, al menos quería conversar.
  2. La operación 'Jaque Pastor' con la que supuestamente los errejonistas quisieron derrocar Pablo Iglesias. Sea o no cierta la mencionada operación, poco después se produjo una dimisión en bloque en Madrid que terminó con la destitución de Sergio Pascual (primavera de 2016). Íñigo Errejón estuvo desaparecido de los focos dos semanas.
  3. La unión de Podemos e Izquierda Unida para las elecciones de junio de 2016 fue otro motivo de disputa entre ambos dirigentes. Pablo Iglesias optó por agrupar a ambos partidos, lo que en teoría debería haber supuesto la suma de sus votos, 5 y 1 millón de votos, pero finalmente el resultado no dio 6 millones de votantes. Un millón de votos se perdió por una abstención que unos consideraron inevitable y otros consecuencia.
  4. El enfrentamiento en 'Vistalegre 2' en febrero de 2017 y las refriegas posteriores. Después del 'golpe' de Susana Díaz que derrocó a Pedro Sánchez en el PSOE (octubre de 2016) y permitió al Partido Popular gobernar en España a finales de 2016, el PSOE se tambaleaba. Fue entonces cuando, en lugar de aprovechar la histórica oportunidad, ambos se enfrentaron de forma abierta en 'Vistalagre 2'. Ganó Pablo Iglesias y quedó pactado que Íñigo Errejón acudiría a las elecciones por la Comunidad de Madrid. 
  5. En la configuración de la lista electoral para las elecciones que deben celebrarse en mayo de 2019 a la Comunidad de Madrid, las constantes confrontaciones entre Íñigo Errejón y Podemos en Madrid terminaron por desencadenar el último movimiento de Errejón.

La situación de Podemos

Habrá quién añada o reste episodios a la breve síntesis anterior y, por supuesto, serán muchos los que interpretarán lo relatado desde ópticas muy diversas. No pretendo en ningún caso responsabilizar ni culpar a nadie de lo ocurrido, sino constatar el fratricidio que desangra a la Izquierda. 

Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.
Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.
"Las refriegas en Podemos han generado una enorme desilusión entre los votantes tradicionalmente de izquierdas, independientemente del ganador".

Porque sería conveniente señalar que la situación de Podemos a nivel territorial no difiere en gran medida del anterior relato. Catalunya, Andalucía y Valencia son ahora mismo espacios autónomos a Podemos, así como varios ayuntamientos, mientras otras regiones como Galicia, Cantabria, Aragón o Euskadi están o han estado en conflicto. Casi no hay una comunidad autónoma que no cuente o haya contado con una o varias batallas, ya sean o hayan sido más o menos visibles. Refriegas que han generado una enorme desilusión entre los votantes tradicionalmente de izquierdas, independientemente del ganador.

El peligro de la abstención y el escenario actual

Tradicionalmente, la desilusión en la izquierda española se traduce en abstención, al menos es una máxima que se repite una y otra vez. El antecedente más cercano de ello se encuentra en las recientes elecciones andaluzas (diciembre de 2018), en las que más del 40% de los votantes no ejerció su derecho al voto. Algo que perjudicó especialmente a la Izquierda y al partido de centro, el PSOE, y permitió el gobierno de un tripartito de partidos conservadores, entre los que se incluyen los extremistas (PP, Cs y Vox).

Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.
Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.
"Ante esta situación de confrontación y la ausencia de autocrítica, la extrema derecha española tiene enormes posibilidades de crecimiento a nivel nacional y, lo que es peor, tiene muchas opciones de decidir el futuro de España".

Situación que hace temer a muchos lo peor en las siguientes elecciones en diciembre de 2020. Hasta tal punto es extrema la preocupación que incluso el PSOE ya no disfruta de la hecatombe de la izquierda pensando en la capitalización de esos votos, pues asume que, como en Andalucía, la suma puede no darle suficiente.

La ausencia de autocrítica y el incierto futuro

Si algo hemos vuelto a constatar en estas duras batallas en la izquierda o en las elecciones andaluzas es la total falta de autocrítica. Ni la dirigente del centrista PSOE, Susana Díaz, ni del progresista Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, han asumido la pérdida de escaños y/o votos. De hecho, desde ambos partidos se proyectaron concentraciones y movilizaciones ante el  gobierno en alianza con el ultraderechista Vox, pero en ningún caso procesos críticos por su derrota.

Ante esta situación de confrontación y ausencia de autocrítica, la extrema derecha española tiene enormes posibilidades de crecimiento a nivel nacional y, lo que es peor, tiene muchas opciones de decidir el futuro de España. Y obtener contraprestaciones por ello. Algo que genera un enorme temor a gran cantidad de la ciudadanía, pero no a los que dirigen la izquierda. O no lo suficiente.

La izquierda no ha conseguido asaltar los cielos, pero a lo mejor se descalabran para unos cuantos lustros.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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