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El difícil sueño de ser padres

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A pesar de los impresionantes logros de España en el tratamiento de la infertilidad y la concepción asistida, miles de parejas estériles aún no pueden tener hijos debido a la legislación vigente.

A pesar de los impresionantes logros de España en el tratamiento de la infertilidad y la concepción asistida, miles de parejas estériles aún no pueden tener hijos debido a la legislación vigente.

Casi el 15% de las parejas españolas en edad fértil tiene problemas a la hora de concebir un hijo de manera natural. Esto supone un total de 800.000 parejas infértiles y cada año este número se incrementa en 16.000 nuevos casos, según el Instituto Valenciano de Infertilidad.

Esther tenía 28 años y su marido 31 cuando se dieron cuenta de que había un problema de fertilidad porque los hijos no llegaban. "Nos pusimos como hacen todas las parejas, empezando por la seguridad social. Después de ocho años, salí sin un diagnóstico y sin ningún tratamiento. Tuve que irme a la medicina privada, y allí descubrieron que lo que yo tenía era una menopausia precoz, y el tratamiento que necesitábamos era de donación de óvulos", cuenta la mujer.

Pero este no es un tratamiento sencillo. España se ha convertido en los últimos años en el destino preferido para parejas con problemas de fertilidad procedentes de Latinoamérica, Marruecos, Europa del Este y países comunitarios como Italia o Alemania.

Un informe de la Sociedad Española de Fertilidad estima que entre un 5% y un 10% de los pacientes con problemas de esterilidad son extranjeros. El motivo: la sanidad española, tanto la pública como la privada, ofrece una variedad de tratamientos de infertilidad superior al de otros países que no permiten congelar embriones ni realizar tratamientos con semen u óvulos procedentes de donantes. Pese a todo, las personas que sufren este problema, como Esther, denuncian que la ley todavía está obsoleta en este sentido.

Esther afirma: "Te enfrentas a unos tratamientos muy caros, que no puedes afrontar porque nadie te ayuda, la seguridad social no ayuda. La sorpresa nuestra es que las clínicas tienen congelados durante hace muchos años muchísimos embriones a los que no les pueden dar salida porque la ley no lo permite".

Exactamente, en España hay 50.000 embriones congelados que no han sido transferidos para provocar una gestación y que permanecen a la espera de que se tome una decisión legal sobre ellos, según datos facilitados por la Fundación Tambre, un instituto especializado en tratamientos de fertilidad. Las posibilidades son tres: que sean donados a parejas con problemas de fertilidad, que sean usados para la investigación o que sean destruidos.

Y es que dar salida a estos embriones criopreservados, cuyo mantenimiento con nitrógeno líquido es enormemente costoso, no es tan fácil. Su uso para la investigación, aunque permitido por la legislación española, es escaso por lo complicado y largo del proceso. Y la opción de implantar los embriones en mujeres con problemas de fertilidad choca también con la ley, que prohíbe este uso para aquellas que sean mayores de 35 años, edad en la que existe mayor demanda.

La subdirectora de la Fundación Tambre, Rocío Núñez Calonge, comenta: "Lo que debería en ese sentido es cambiar o ajustar la ley para que realmente se favorezca el que existan proyectos de investigación y que se puedan utilizar... y por otra parte, permitir que esos embriones, que además han generado en esa pareja un embarazo y son embriones supuestamente aptos, puedan utilizarlos otras parejas igualmente".

Para ayudar a las parejas que sufren este problema se han creado asociaciones como ASPROIN, que ofrecen asesoramiento e información. El último Simposio Internacional de Reproducción Asistida confirmó que cada año se llevan a cabo en España unos 50.000 tratamientos de fecundación in vitro y casi 300.000 de inseminación artificial. Esto supone un 3% de los nacimientos registrados en el país, siendo el tercero de Europa en número de ciclos de reproducción asistida.

La felicidad de muchas parejas con problemas de fertilidad depende de una decisión que aún está congelada. Ciencia y legislación vuelven a vivir en dimensiones diferentes en las que los sentimientos y las realidades humanas quedan en medio. A falta de un sí definitivo en el ámbito legal, las esperanzas de muchas madres seguirán en suspenso, al igual que el destino de los miles de embriones que se guardan en laboratorios españoles.

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