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El antropólogo que decidió llevar la tradición mexicana a las calles con marionetas

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En las calles del caótico centro de Ciudad de México, un joven de 35 años apela al juego y a la fantasía para sacar a la gente de la adversidad.
El antropólogo que decidió llevar la tradición mexicana a las calles con marionetas

Él conquista cantándole al amor o a la nostalgia; ella con su voz melancólica y la forma en que maneja máscaras y flores. Son 'Chamoy, el chamuco' y 'Cata, la calaca', dos marionetas que endulzan la mirada y los oídos de los transeúntes que ven interrumpido su ajetreo diario en el caótico centro histórico de Ciudad de México.

'La revista de música popular mexicana', como la ha bautizado su creador, es un espectáculo de títeres que se desarrolla desde hace dos años en la calle semi-peatonal de 16 de Septiembre. Regularmente invitan a actuar con ellos a una indígena del pueblo mazahua —el más numeroso del Estado de México y Michoacán—, un pequeño monstruo y hasta a una marioneta que emula al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.

La tropa forma parte de 'Carnavala', la compañía de marionetas creada por Javier Bautista Escalante, 'Javo nahual'. "Cada títere puede llevar sus posibilidades a otros puntos, ellos comenzaron cantando y desarrollaron el baile y la capacidad de tocar instrumentos. Ahora, por ejemplo, 'Chamoy' está aprendiendo a tocar el violín y el acordeón, y 'Cata' a utilizar un sahumador (un objeto que lanza humo aromático para purificar) y cantos tradicionales", cuenta el artista, que todos los días se adentra en las venas de la gran urbe desde el municipio de Coacalco, Estado de México, tras un recorrido de poco más de 34 kilómetros.

Los estudios de Antropología Social en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) de México llevaron a 'Javo' a investigar sobre el desarrollo del teatro con marionetas en la nación latinoamericana, pero también lo condujeron al desencanto porque constató que el análisis y el conocimiento que se genera en la antropología está dirigido casi exclusivamente a la academia.

Su asistencia a un congreso nacional que reunió a 44 pueblos indígenas de México, hace unos 12 años, fue el trampolín a su relación con los títeres en la que pudo, además, sumar su inquietud sobre cómo la antropología incide en los grupos sociales para mejorar las condiciones de vida. "Al tercer día llegó la comitiva del pueblo wixárikas —conocidos en español como huicholes—, y montaron una obra de teatro con títeres para exponer su situación. Me quedé sorprendido con la forma en que reanimaron a la gente y en cómo los escuchaban, pensé que era una estrategia lúdica y bonita para poder aterrizar lo que tiene que ver con la antropología", recuerda Javo, quien después hace un repaso histórico sobre este arte, que nació con el uso de figurillas articuladas.

'Dar espíritu'

En la historia de la humanidad, cuando se quiso materializar a las deidades y sus mitos fue a través de la 'animación' de figurillas articuladas, así se les dotaba de "ánima, espíritu, vida", y de ello dan cuenta vestigios arqueológicos en todo el mundo.

En algún momento, el gremio titiritero incluso se enfrentó a una prohibición por parte de  la iglesia bajo pena de muerte hasta que, en una especie de reconciliación, comenzaran a ser usadas con fines religiosos. "Las primeras representaciones que se hacen son referentes a la vida de la virgen María, por eso comenzaron a llamarse marionettes, pequeñas marías, que fueron de los primeros títeres aceptados por la iglesia para volver a hacer representaciones", ahonda el artista de 35 años.

Para este antropólogo, dar forma y dar vida a sus figuras le tomó alrededor de 12 años. "En una época en que internet no era lo que es hoy, tuve que buscar talleres, compañías", así, Javo logró dar con quien le enseñara la estructura básica de construcción de un títere para después experimentar con materiales y encontrar su sello.

Cuatro años después, el primer personaje fue un 'alux' —el equivalente a los duendes en el imaginario maya— aunque este nunca ha conocido al público. "Quería un personaje que tuviera poderes mágicos, amigable, porque cuando conocí el teatro con títeres me di cuenta que se pueda apelar al juego y a la fantasía para no mantener a la gente en la adversidad, sino sacarla de ahí y poder vislumbrar soluciones, aunque parezcan utópicas".

Pero entre crear y actuar hay un trecho, y al antropólogo le tomó un par de años más. Un taller para niños fue el que le dio el empujón a Javo para perder el miedo al público. Esa experiencia, cuenta, lo lleva a intentar acercar a los pequeños "a la música tradicional mexicana, a través de un cuento y la fabricación de una marioneta, jugando".

La primera función

Fue el pequeño antihéroe 'Gato-Perro' el primer títere con el que Bautista dio un espectáculo en público. A la fecha tiene montados varios espectáculos, con los cuales, además, hace intervenciones sociales en escuelas, pero también con personas de la tercera edad, ferias del libro, organizaciones civiles y dependencias de Gobierno.

Javier Bautista.
Javier Bautista.
"Utilizo los títeres como instrumentos pedagógicos o terapéuticos, para trabajar ciertas problemáticas en torno al derecho humano a elegir cómo quieres ser y por qué quieres ser así".

"Utilizo los títeres como instrumentos pedagógicos o terapéuticos, para trabajar ciertas problemáticas en torno al derecho de la libre autodeterminación de los pueblos y las personas, el derecho humano a elegir cómo quieres ser y por qué quieres ser así", dice.

Javo ha elegido cómo vivir: su lejanía de la Antropología de academia, su vitalidad casi infantil, sus tatuajes, su manera de vestir, la forma en que se involucra en el mundo, teniendo como sostén de vida a sus marionetas en los últimos ocho años. "Trabajo  la revitalización de las lenguas maternas, la prevención de la violencia y el delito. Algo que le agradezco a la carrera es que puedo hacer trabajo de investigación sin tener que entregarlo a la academia, sino para hacer la intervención."

Cuando le preguntan si habla con sus marionetas, responde: "¡Claro! Tenemos una relación muy mágica, casi siempre me remiten a Juan Rulfo [probablemente el escritor mexicano más célebre a nivel mundial] y a este vínculo que tiene el pueblo mexicano con lo inmaterial, lo espiritual, lo emocional, lo fantástico, ¡y a Guillermo del Toro!", completa y se ríe.

Javo detalla que a sus títeres siempre les habla. "Me pongo en disposición al universo y solo dejo abierta mi mente, enfocado en entender qué es lo que yo puedo aportar con mi trabajo para que las cosas sucedan mejor en lo real". 

Javier Bautista.
Javier Bautista.
"Me salvaron (los títeres) de una oscuridad emocional en la que sentía que no había posibilidad de cambiar, que todo siempre iba a tener el mismo ciclo y de ahí me sacaron".

¿Te han salvado de alguna cosa?, se le interpela. "Claro, por ejemplo, me salvaron de una desilusión y de una oscuridad emocional en la que sentía que no había posibilidad de cambiar, de mejorar las condiciones de vida personales y sociales, que todo siempre iba a tener el mismo ciclo, que la injusticia iba a ser el condicionante para todos y de ahí me sacaron".

El titiritero urbano habla de cómo se reconforta en los rostros de los ojos que lo observan, en el gesto que cambia por un espacio de minutos, en la mirada que se ausenta para regresarse a un momento mágico, a una sonrisa abandonada en algún sitio.

Paola Morales

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