El posible cierre del delfinario de Moscú acabará con las terapias infantiles

El único lugar en Rusia que ofrece terapias con delfines a los niños con síndrome de Down y parálisis cerebral podría quedar clausurado desde el 4 de junio de este año. Todo parece indicar que el Delfinario de Moscú no podrá soportar la presión de las deudas y los infinitos trámites burocráticos.

Los delfines son animales que cada día tienen más vínculos con los humanos. Gracias a su inteligencia y amabilidad, se han convertido en uno de los principales protagonistas de las novedosas terapias con animales.

Prácticamente nadie duda de la enorme capacidad de estos animales para relacionarse con los humanos, pero las millonarias deudas y los años de falta de mantenimiento podrían acabar con este delfinario ubicado en el centro de Moscú.

Muchos niños vienen desde hace años al delfinario. Algunos sufren autismo y otros trastornos neurológicos. Ellos y sus familias encontraron en los delfines la esperanza de mejorar su calidad de vida.

Valida Matyakubova, la madre de Dovran, profesora social, cuenta sobre su hijo que tiene parálisis cerebral: “Desde que mi hijo tiene siete años asistimos a sesiones en el delfinario. No caminaba bien y se comunicaba muy poco con otras personas, especialmente con los demás niños. Atravesábamos todo Moscú para que tuviera su terapia y valió la pena, mi hijo ha mejorado mucho”.

Distinta es la suerte de las instalaciones del delfinario. El lugar opera en las dependencias del Centro de Deportes Acuático de Moscú. Un sitio diseñado y construido para el uso deportivo, y que no estaba preparado para servir de hogar a animales marinos. De hecho, el agua salada ha provocado daños a la estructura que obligaron a los funcionarios del Departamento de Vivienda a prohibir el funcionamiento comercial del delfinario.

Alexánder Motkin, ingeniero en jefe en funciones del Centro Olímpico de Deportes Acuáticos de Moscú explica que este local se encuentra cerrado por orden del Departamento de Vivienda porque en cualquier momento puede desplomarse como un castillo de naipes. “Hay estructuras básicas que están en condiciones muy críticas. El agua salada que usa el delfinario prácticamente acabó con esta construcción”, dice el ingeniero.

Este problema se podría solucionar si los responsables del delfinario invirtieran en el mantenimiento del recinto. Pero lo cierto es que ni siquiera han podido pagar la renta del lugar, generando una enorme deuda que se arrastra desde hace más de un año y que ya supera el millón de dólares estadounidenses.

Yuri Kayúrov, director general del Centro Olímpico de Deportes Acuáticos de Moscú afirma que hace más de un año que el delfinario no cumple con sus obligaciones según el contrato y la deuda hoy en día es de más de 1,1 millones de dólares. Según Kayúrov, "mientras estuvieron aquí recibían agua, calefacción, electricidad, no les faltaba de nada porque ellos [los animales] no tenían nada que ver con las relaciones entre las empresas".

Como resultado de las disputas e incumplimientos delfines, morsas y focas tendrán que salir de este lugar. Nadie puede garantizar que los animales no sufran daños en ese proceso. Tampoco hay certeza de que los niños que se beneficiaban del contacto directo con estos animales, puedan seguir su proceso de terapia.

Valida Matyakubova, la madre de un chico con parálisis cerebral opina que no se puede parar las sesiones de terapia y en definitiva habrá que construir un delfinario nuevo, ya que Moscú es el centro del país.

Pero es muy probable que no ocurra como esta madre desea y que esta historia se transforme en otra de tantas en las que la irresponsabilidad de algunos termina afectando a niños y animales indefensos, protagonistas involuntarios de esta situación.