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Testigos: "Entre los restos del avión incendiado se oían gritos de socorro"

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Si el factor humano es una de las hipótesis principales que barajan los expertos para explicar el accidente de un avión ruso en el noroeste del país, otro 'factor humano' se puso de relieve instantes después de la tragedia cuando los habitantes de una aldea cercana se lanzaron a salvar a las víct
Testigos: "Entre los restos del avión incendiado se oían gritos de socorro"

Si el factor humano es una de las hipótesis principales que barajan los expertos para explicar el accidente de un avión ruso en el noroeste del país, otro 'factor humano' se puso de relieve instantes después de la tragedia cuando los habitantes de una aldea cercana se lanzaron a salvar a las víctimas sin perder un minuto.

Solo ahora, transcurrido un día de la tragedia, los habitantes de una pequeña aldea en las afueras de Petrozavodsk empiezan a darse cuenta de lo que se les vino encima la madrugada del martes.

Un terrible estruendo los despertó. Asustados, los vecinos salieron precipitadamente de sus casas y vieron los escombros de lo poco que quedaba del avión envueltos por las llamas.

Pero fue una situación extrema como esta la que puso a prueba el verdadero espíritu humano de los lugareños que, sin pensarlo dos veces, corrieron a ayudar a las víctimas del siniestro aún cuando algunos fragmentos habían caído directamente en sus patios. Eso fue precisamente lo que le ocurrió a Mijaíl Ósipov.

“Primero llevamos a una chica joven al centro de un campo. Luego nos llamó la atención un hombre que estaba gritando, su ropa estaba ardiendo. Me fui corriendo a casa, cogí lo que tenía a mano: una manta y una cazadora de cuero que estaba colgada en la percha. Lo cubrimos con la tela, extinguimos el fuego y también lo llevamos al centro del campo. Era un poco corpulento, por lo visto, su pierna estaba rota y estaba todo quemado”, dijo el habitante local, Mijaíl Ósipov.

Entre los primeros en llegar al lugar de la tragedia también estaba Eugeni Kovaliov. Había que actuar sin perder un minuto, ya que la aeronave podía explotar en cualquier momento.

“A un hombre y a una mujer, los salvamos. Los llevamos lejos del avión, los dejamos a poco más de 10 metros”,  comentó Kovaliov.

Sin embargo, no había ninguna posibilidad de salvar a todos los que estaban a bordo. En medio de las llamas se oían las desgarradoras voces de los que habían quedado atrapados. “La gente en el avión gritaba '¡Socorro!'. Estaban llamando a alguien”, agrega el lugareño.

La situación hubiera podido ser menos grave si en su descenso la aeronave no hubiera ido a parar a una arboleda cayendo en el cruce de dos caminos. Es ahí donde, según los testigos, se partió el fuselaje y empezó el incendio.

Gracias a la pronta asistencia de los servicios de rescate se consiguió salvar a algunos de los heridos. Entre los supervivientes de este drama estaba una azafata, un niño y una niña que resultaron ser hermanos. Sin la solidaridad de todos los que acudieron al lugar de la caída quizá no habría tenido lugar el milagro.

Horas después numerosos habitantes de la zona e incluso de ciudades lejanas (como San Petersburgo que está a más de 400 kilómetros del lugar del siniestro) se reunieron para depositar flores y expresar su apoyo a las víctimas y a los familiares de los fallecidos.

La cantidad de las víctimas mortales aumentó hasta 45 personas: por la noche en un hospital de Karelia falleció por las traumas el niño de 10 años, que había sobrevivido la catástrofe junto con su hermana mayor y su madre.

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