Bugatti dice adiós al superdeportivo Veyron
La marca francesa de automóviles de gran lujo Bugatti se despidió de su superdeportivo Veyron: el último modelo de Veyron 16.4 fue vendido por 1,7 millones de dólares a un anónimo comprador europeo.
En la historia de la construcción de supervehículos se ha pasado otra página: la biografía del automóvil más misterioso del siglo XXI se dio por concluida. Bugatti Veyron ha servido de ejemplo para los fabricantes de coches de lujo: el automóvil demostró que una potencia de mil fuerzas de caballo y un precio de unos millones de dólares son cosas compatibles.
Pero pese a sus logros, su vida finalizó al completar una serie de 300 vehículos. El último Bugatti Veyron 16.4 encontrará propietario este otoño.
Sin embargo, la era de Veyron no termina por completo: la producción de la versión Grand Sport convertible todavía está en curso. El Veyron convertible cuesta 285.000 dólares más que el modelo 16.4 (el precio de un Bentley Mulsanne en Europa) y empieza en 2 millones de dólares.
Y la compra es sólo el inicio: su servicio tiene un costo aproximado de 20.000 dólares cada mil kilómetros sin tener en cuenta un juego de neumáticos Michelin por valor de 35.000 dólares que debe ser cambiado cada 16.000 kilómetros.
El Bugatti Veyron Grand Sport es más potente y más rápido que el coupé: cuenta con 1.200 CV frente a los 1.001 de potencia del Bugatti Veyron 16.4, y con un velocidad máxima de 415 km/h frente a los 400 km/h del 16.4. Un potente motor de 16 cilindros colocados en W acelera de 0 a 100 km/h en solo 2,3 segundos.
Según se informa, el sucesor del Veyron 16.4 será el modelo Bugatti 16C Galibier, valorado en un millón de euros y con características ligeramente inferiores a su predecesor: su velocidad máxima ascenderá "solamente" a 350 km/h.
Los derechos de la marca Bugatti pertenecen a Volkswagen, que la adquirió en 1998. Un año después en el Salón del automóvil de Tokio se estrenó un prototipo de Bugatti Veyron cuya producción en serie se inició en 2005.